Violencia y seguridad en Maipú: un microcosmos de crisis y respuestas en la periferia metropolitana

Violencia y seguridad en Maipú: un microcosmos de crisis y respuestas en la periferia metropolitana
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-11
Fuentes
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- Intento de portonazo frustrado por funcionario de la PDI con uso de arma de servicio.

- Asalto armado en Mall Arauco Maipú con disparos y cierre temporal de tienda.

- Protestas con quema de bus y disturbios en conmemoración de Álex Núñez.

Maipú se ha convertido en un escenario donde la violencia urbana y la inseguridad ciudadana se manifiestan con crudeza, evidenciando un entramado complejo de hechos delictuales, respuestas policiales y tensiones sociales que reflejan desafíos estructurales en la periferia de la Región Metropolitana.

El pasado 9 de noviembre, un funcionario de la Policía de Investigaciones (PDI) repelió un intento de portonazo contra su vehículo en Maipú, mientras estaba acompañado de su familia. Dos sujetos armados intentaron intimidarlo, lo que llevó al detective a utilizar su arma de servicio, hiriendo a uno de los agresores.

Este episodio, que podría parecer un caso aislado, se inscribe en una serie de eventos violentos recientes en la comuna. Apenas un día antes, el 8 de noviembre, un grupo de delincuentes protagonizó un asalto armado en una tienda Ripley del Mall Arauco Maipú. Testigos reportaron disparos al interior del establecimiento, lo que obligó a cerrar la tienda y generó alarma entre los compradores. La Brigada Investigadora de Robos (BIRO) de la PDI asumió la investigación.

Estos hechos se suman a una persecución policial el 7 de noviembre que terminó con la detención de dos sujetos, uno menor de edad, vinculados a un robo de vehículo con intimidación. La dinámica de fuga, colisiones y detenciones refleja la tensión constante entre delincuentes y fuerzas de seguridad.

Por otra parte, el 25 de octubre, una protesta en conmemoración de Álex Núñez, un joven fallecido tras una golpiza policial en 2019, derivó en disturbios que incluyeron la quema de un bus del transporte público y barricadas, afectando la movilidad y generando un clima de confrontación entre manifestantes y autoridades.

"La protesta comenzó como un acto de memoria, pero la violencia que se desató refleja la profunda herida social y la desconfianza hacia las instituciones", explican analistas sociales consultados.

Perspectivas encontradas

Desde el punto de vista institucional, las policías y autoridades insisten en la necesidad de fortalecer la presencia y capacidad operativa para enfrentar la delincuencia, resaltando la importancia de operativos coordinados, como el antidrogas que el 14 de octubre desbarató un foco narco en la población San Luis, con 15 detenidos y decomiso de armas y drogas.

La capitana María Belén Galaz, del OS-7 de Carabineros, señaló: "La investigación fue exhaustiva y contó con apoyo comunitario, lo que demuestra que la colaboración ciudadana es clave para desarticular estas redes".

Sin embargo, desde sectores vecinales y sociales, la percepción es ambivalente. Por un lado, existe un legítimo anhelo de seguridad y orden; por otro, un sentimiento de abandono y vulnerabilidad que alimenta la protesta social y el rechazo a formas represivas.

Un dirigente vecinal del sector La Farfana, zona afectada por sobrecarga ambiental y pobreza, declaró: "No basta con operativos y balas, necesitamos políticas integrales que aborden la desigualdad y mejoren la calidad de vida".

Contexto y consecuencias

Maipú, con más de un millón de habitantes, es un reflejo de las tensiones urbanas en Chile: crecimiento demográfico acelerado, déficit en infraestructura, desigualdad social y una sensación creciente de inseguridad.

La acumulación de hechos violentos recientes, desde portonazos hasta asaltos en centros comerciales y protestas con disturbios, revela una crisis multidimensional que no puede ser resuelta únicamente con medidas policiales.

La negativa del municipio de Maipú, el 8 de noviembre, a aprobar un proyecto de planta de aguas servidas en La Farfana, alegando agravamiento de la sobrecarga ambiental, añade una capa más a la complejidad social y ambiental que afecta a la comuna.

La tensión entre seguridad, justicia social y desarrollo sostenible está en el centro del debate.

Conclusiones

Los hechos recientes en Maipú muestran que la violencia y la inseguridad urbana son síntomas visibles de problemas estructurales más profundos. La respuesta policial, aunque necesaria, se enfrenta a límites evidentes si no se acompaña de políticas públicas integrales que aborden la desigualdad, la inclusión social y la participación ciudadana.

La pluralidad de voces —desde autoridades, policías, vecinos y manifestantes— revela una disonancia cognitiva que invita a la reflexión crítica: ¿cómo construir una convivencia segura y justa en territorios marcados por la exclusión y la tensión?

Este escenario exige un diálogo honesto y sostenido, que reconozca las heridas abiertas y proponga soluciones que vayan más allá del ciclo inmediato de noticias y la reacción policial, hacia un proyecto de comunidad que integre seguridad, justicia y dignidad para todos sus habitantes.