Tormentas eléctricas y vientos extremos: el pulso climático que sacudió el sur y centro de Chile en noviembre 2025

Tormentas eléctricas y vientos extremos: el pulso climático que sacudió el sur y centro de Chile en noviembre 2025
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-11
Fuentes
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- Tormentas eléctricas severas y vientos tornádicos afectaron siete regiones chilenas durante una semana.

- Impacto heterogéneo: desde la cordillera hasta las zonas costeras, con daños materiales y alteraciones sociales.

- Debate político y social sobre la gestión de alertas y la preparación ante fenómenos climáticos extremos.

En la primera quincena de noviembre de 2025, Chile enfrentó una sucesión de fenómenos meteorológicos que dejaron una huella profunda en la región sur y centro del país.

Desde el 3 de noviembre, la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) comenzó a emitir avisos y alertas por tormentas eléctricas que se extendieron desde Coquimbo hasta la Región de La Araucanía, abarcando un total de siete regiones.
Estas tormentas estuvieron acompañadas por ráfagas de viento que en algunos sectores alcanzaron velocidades de hasta 110 km/h, granizos y, en la Araucanía, la presencia de vientos tornádicos, un fenómeno poco habitual y que generó alarma entre la población y autoridades locales.

El desarrollo de la crisis meteorológica

El fenómeno comenzó con una baja segregada, un sistema frío que se desprende de la corriente en chorro y que generó inestabilidad atmosférica durante varios días consecutivos.
Este sistema provocó una serie de tormentas eléctricas desde el 3 de noviembre, con una intensificación notable entre el 5 y el 10 de noviembre. La DMC actualizó progresivamente sus alertas, ampliando la zona afectada y la duración del fenómeno, que finalmente se extendió hasta la noche del 10 de noviembre.

En la Región Metropolitana y zonas precordilleranas, las tormentas trajeron lluvias intermitentes, truenos y relámpagos que sorprendieron a sectores urbanos poco acostumbrados a este tipo de eventos en primavera. En el sur, especialmente en La Araucanía y Los Lagos, la situación fue más grave: la combinación de tormentas eléctricas con vientos tornádicos y granizos causó daños a viviendas, infraestructura rural y afectó el suministro eléctrico en varias comunas.

Voces y perspectivas en el debate público

Las reacciones ante este episodio meteorológico fueron diversas y reflejaron las tensiones sociales y políticas en torno a la gestión de riesgos y la adaptación al cambio climático.

Ian Gorayeb, director regional de SENAPRED Araucanía, señaló: "La extensión del aviso a toda la región fue una medida necesaria ante la evolución del fenómeno, pero la población debe entender que estos eventos requieren una preparación constante y no solo alertas de última hora."

Por otro lado, sectores de la oposición política criticaron la falta de inversión en infraestructura resiliente y la comunicación preventiva.

La diputada María Fernández (Partido Verde) afirmó: "Este episodio pone en evidencia la urgencia de fortalecer los sistemas de alerta temprana y la coordinación interinstitucional para proteger a las comunidades más vulnerables."

En contraste, autoridades del gobierno destacaron la labor conjunta entre la DMC, SENAPRED y municipalidades, resaltando que no se registraron víctimas fatales y que el sistema de alertas funcionó adecuadamente para minimizar riesgos mayores.

Impacto social y económico

Las tormentas y vientos extremos afectaron principalmente a zonas rurales y sectores precordilleranos, donde la infraestructura es más precaria. Se reportaron cortes de electricidad prolongados, caída de árboles y daños en cultivos, lo que generó preocupación entre agricultores y pequeños empresarios.

En la Región Metropolitana, aunque los daños materiales fueron menores, la interrupción del transporte y las complicaciones en el suministro eléctrico evidenciaron la fragilidad urbana frente a fenómenos climáticos inesperados.

Reflexiones y conclusiones

Este episodio se inscribe en un contexto más amplio de creciente inestabilidad climática en Chile y América Latina. La recurrencia de bajas segregadas y tormentas eléctricas severas en primavera, junto a la aparición de vientos tornádicos, plantea desafíos inéditos para la planificación territorial y la gestión de riesgos.

La experiencia de noviembre 2025 confirma que la adaptación al cambio climático no es solo una cuestión técnica, sino también política y social, que requiere diálogo abierto entre instituciones, expertos y comunidades.

Entre las verdades ineludibles, destaca que la inversión en sistemas de alerta temprana y en infraestructura resiliente es insuficiente frente a la magnitud de los eventos que se avecinan. Además, la pluralidad de voces —desde autoridades regionales hasta organizaciones ciudadanas— revela la necesidad de una estrategia inclusiva que contemple las particularidades locales y fomente la cultura de prevención.

En definitiva, la temporada de tormentas eléctricas y vientos extremos de noviembre 2025 no solo sacudió el paisaje chileno, sino que también agitó el debate sobre cómo Chile enfrentará su futuro climático, en un escenario donde la incertidumbre y la urgencia se entrelazan con la esperanza de una gestión más informada y participativa.