
En noviembre de 2025, Rosalía Vila Tobella, la cantante catalana que desde hace una década ha transformado la música urbana y flamenca, lanzó "Lux", un álbum que ha marcado un antes y un después en su carrera y en la música popular contemporánea. Más allá del impacto inmediato, la obra ha generado un debate profundo y multifacético sobre la relación entre espiritualidad, arte y mercado en un mundo globalizado y saturado de información.
"Lux" no es un álbum más. Desde su primer adelanto, "Berghain", nombrado como el icónico club berlinés de techno, Rosalía presentó una propuesta sonora que mezcla la música clásica, el canto lírico, la rumba y la experimentación contemporánea. La ausencia casi total de loops y la apuesta por la composición humana y orgánica contrastan con el predominio de la electrónica en la música popular actual.
La estructura del álbum en cuatro movimientos, una clara alusión a la sinfonía clásica, invita a una escucha atenta y prolongada, un gesto casi subversivo en una época de consumos rápidos y fragmentados.
Una de las características más comentadas de "Lux" es su exploración de la espiritualidad. Rosalía ha declarado que el álbum es un ejercicio personal y artístico que transita por la mística femenina, la conexión con diversas religiones y la idea de una "posreligión" inclusiva y abierta. Sin embargo, esta apuesta ha sido recibida con ambivalencia y debate.
Por un lado, para muchos jóvenes, “Lux” ha significado un reencuentro con la fe o al menos con la búsqueda de sentido, en tiempos de incertidumbre y crisis existenciales. Por otro, la apropiación estética y simbólica de elementos religiosos ha sido cuestionada por sectores que alertan sobre la superficialidad y el riesgo de descontextualización.
El álbum también se inscribe en un debate más amplio sobre el rol de las mujeres en la música y la cultura. Rosalía, con su carrera marcada por rupturas estilísticas y su imagen pública, ha sido vista tanto como un icono feminista que desafía estereotipos, como una figura que navega con astucia entre la comercialización y la exploración artística.
La artista rechaza la superficialidad del activismo en redes sociales y se muestra crítica con la “pseudoactivismo” que ve en plataformas digitales, prefiriendo un compromiso más profundo y personal.
El lanzamiento y la recepción de "Lux" evidencian cómo la música popular puede ser un espacio para la exploración profunda, pero también un escenario de tensiones culturales y comerciales. Rosalía ha logrado con "Lux" no solo un disco, sino un fenómeno que invita a repensar los límites entre lo espiritual y lo profano, lo artístico y lo mercantil, lo personal y lo colectivo.
Finalmente, "Lux" se presenta como una invitación a la escucha pausada y a la reflexión sobre la complejidad humana en sus múltiples dimensiones, desde la fe hasta la identidad cultural y la feminidad. En un mundo saturado de ruido, Rosalía propone, con valentía y riesgo, un espacio para la luz y la sombra, para la catarsis y la ambivalencia.
Este fenómeno cultural seguirá siendo objeto de análisis y discusión, pues encarna las contradicciones y posibilidades de nuestra era.