
Un conflicto sin fin, un número oficial que crece y una población atrapada en medio de la guerra y el silencio.
Este número, sin embargo, es solo la punta del iceberg. La recuperación de cadáveres en zonas abandonadas por las tropas israelíes, y la dificultad para documentar víctimas entre escombros o en lugares inaccesibles, mantienen la cifra en constante revisión.
Desde el Gobierno israelí, la narrativa oficial sostiene que las ofensivas responden a ataques previos de Hamas, que incluyen emboscadas y agresiones directas contra sus tropas, particularmente en Rafah. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha ordenado repetidamente "ataques contundentes" para neutralizar amenazas, justificando la continuidad del bloqueo y las restricciones en nombre de la seguridad nacional y la protección de sus ciudadanos.
Por su parte, Hamas y las autoridades gazatíes denuncian un genocidio sistemático, una política de inanición y asfixia que busca reducir a la población palestina a "vida biológica", en palabras de expertos y observadores internacionales. La estrategia israelí de bloqueo alimentario y sanitario ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes.
En el terreno informativo, la situación es igualmente compleja. Desde hace dos años, Israel mantiene un veto casi absoluto a la entrada libre de periodistas extranjeros a Gaza. Solo permite el acceso a reporteros "empotrándolos" con tropas y bajo estricta censura militar, dejando la cobertura en manos de periodistas palestinos, quienes enfrentan riesgos extremos. Desde octubre de 2023, al menos 225 periodistas palestinos han sido asesinados por fuego israelí, un dato sin precedentes en zonas de conflicto.
Este conflicto no solo es una tragedia de cifras y muertes, sino también un drama humano profundo. El hambre, la pérdida, la incertidumbre y la violencia han marcado a la población de Gaza, dejando secuelas físicas, psicológicas y sociales que perdurarán generaciones.
La comunidad internacional ha denunciado la gravedad de la situación, pero las respuestas han sido fragmentadas y, en muchos casos, insuficientes para detener la espiral de violencia y sufrimiento.
- La cifra oficial de más de 69.000 muertos en Gaza es el resultado de un conflicto prolongado que ha atravesado varias fases de ofensivas y precarios altos al fuego, sin que se vislumbre una solución inmediata.
- La política israelí de bloqueo informativo limita severamente la capacidad de la prensa internacional para cubrir la realidad en Gaza, lo que dificulta la verificación independiente y la transparencia.
- La población gazatí sigue atrapada en una crisis humanitaria profunda, con consecuencias duraderas en salud, alimentación y estabilidad social.
- Las narrativas en conflicto reflejan un choque irreconciliable entre la seguridad nacional israelí y el derecho a la vida y dignidad palestina, que requiere un análisis crítico y plural para comprender las raíces y posibles caminos hacia la paz.
Esta historia, lejos de cerrarse, exige una mirada pausada y rigurosa que permita a la comunidad global y a los ciudadanos reflexivos entender las complejidades de un conflicto que no solo se mide en números, sino en vidas humanas y derechos fundamentales.
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Fuentes: Ministerio de Salud de Gaza, El País, Cooperativa.cl, La Tercera, Asociación de la Prensa Extranjera (FPA), análisis de Aurora Freijo.