Último debate presidencial en Chile: El certamen que definió el pulso electoral antes del 16-N

Último debate presidencial en Chile: El certamen que definió el pulso electoral antes del 16-N
Actualidad
Política
2025-11-11
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- Ocho candidatos enfrentaron sus últimas armas discursivas en un escenario televisivo de alta tensión.

- Seguridad, migración y derechos humanos fueron los ejes donde se agudizaron las diferencias.

- Dos bloques claros emergieron, con posturas radicalizadas y estrategias de desgaste mutuo.

A seis días de las elecciones presidenciales de Chile, el lunes 10 de noviembre quedó marcado como la última gran contienda pública donde los ocho candidatos a La Moneda desplegaron sus cartas en el debate organizado por la Asociación Nacional de Televisión (Anatel).

El foro, transmitido simultáneamente por siete canales nacionales y plataformas digitales, reunió a Franco Parisi (Partido de la Gente), Jeannette Jara (Unidad por Chile), Marco Enríquez-Ominami (independiente), Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario), José Antonio Kast (Partido Republicano), Eduardo Artés (independiente de izquierda radical), Evelyn Matthei (Chile Vamos) y Harold Mayne-Nicholls (independiente).

El escenario fue un coliseo de confrontaciones donde la seguridad pública y la migración ilegal se convirtieron en los temas que más encendieron la polémica. La derecha radical, representada por Kast y Kaiser, defendió una agenda dura con propuestas que incluyen vallas fronterizas, expulsiones masivas y un control férreo, mientras que la izquierda, liderada por Jara y Artés, abogó por enfoques basados en derechos humanos, control inteligente y rechazo a medidas que consideran xenófobas.

“La seguridad de los chilenos vale lo que sea necesario”, afirmó Kast, prometiendo un "cambio radical" en la política migratoria y de orden público. En contraposición, Jara insistió en que la "seguridad debe ir de la mano con el respeto irrestricto a los derechos humanos" y criticó las propuestas que calificó de “muros y minas antipersonales”.

En el centro del ring político, Matthei defendió un enfoque de "inversión en seguridad" que combina tecnología y sanciones, mientras Parisi intentó destacar sus propuestas sociales, aunque con menor protagonismo en el debate. Mayne-Nicholls y Enríquez-Ominami se mantuvieron en un perfil más técnico y crítico, apuntando a la falta de soluciones concretas en los extremos.

Uno de los momentos más tensos se vivió con Eduardo Artés, quien defendió con vehemencia a los estudiantes que han protagonizado actos violentos, generando réplicas inmediatas de sus contrincantes y un cruce con la prensa presente.

El debate también evidenció las estrategias de desgaste mutuo que caracterizan esta elección: acusaciones cruzadas sobre la gestión del gobierno actual, cuestionamientos a la honestidad y a las propuestas, y un clima de polarización que reflejó la fractura social y política del país.

Desde la izquierda oficialista, la apuesta fue mantener la coherencia y no caer en provocaciones, mientras que la derecha radical buscó marcar el ritmo con discursos contundentes y propuestas de mano dura.

“Los fantasmas del pasado reaparecen en la derecha dura”, dijo Enríquez-Ominami en un intercambio directo con Kaiser, quien a su vez defendió la idea de indultar a exmilitares condenados por violaciones a los derechos humanos, generando una de las frases más controversiales del encuentro.

A la luz de los hechos y las reacciones posteriores, el debate dejó en claro que el país se enfrenta a un quiebre marcado por visiones irreconciliables sobre seguridad, justicia social y el modelo de Estado. La distancia entre los extremos no solo es ideológica, sino también de estrategia política y retórica.

La última encuesta previa al debate mostraba a Jara y Kast como favoritos para pasar a segunda vuelta, con Kaiser y Matthei peleando por un lugar en el podio. El debate, sin embargo, no alteró sustancialmente este panorama, pero sí reafirmó la polarización que marcará el cierre de campaña.

En conclusión, este último cara a cara fue más que un intercambio de ideas: fue un espectáculo donde cada candidato se jugó su carta final para convencer a un electorado obligado a votar por primera vez en la historia reciente, en un contexto de alta incertidumbre y desconfianza.

La verdad que se impone es que Chile está ante una elección que no solo definirá un gobierno, sino que también traza el mapa de la convivencia política y social para los próximos años. Las consecuencias de este debate y del proceso electoral que se avecina serán profundas y duraderas, y la ciudadanía, como espectadora y protagonista, deberá ser capaz de discernir entre la retórica y las propuestas con impacto real.

Fuentes: El País Chile, La Tercera, Diario Financiero, análisis de expertos políticos y observadores electorales.