
Un barrio bajo fuego
El 27 de octubre un vehículo recibió más de 50 disparos, dejando a un hombre de 25 años en riesgo vital y a una mujer herida que huyó del hospital para evitar interrogatorios policiales. Apenas días después, el 8 de noviembre, otro automóvil fue impactado con al menos 29 balas, aunque sin lesionados, evidenciando la persistencia de la violencia.
El rostro del delito cotidiano
Pero la violencia no se limita a balaceras. La inseguridad se manifiesta también en robos y acciones delictivas que afectan la cotidianidad. El 9 de noviembre, Carabineros recuperó cuatro bicicletas de alta gama robadas en Colina, localizadas gracias a un sistema GPS en un domicilio de La Pintana. El perjuicio total supera los 100 millones de pesos y, aunque hubo detenciones, la mayoría de las especies aún no aparece.
Antes, el 24 de octubre, la policía capturó al líder de una banda de falsos carabineros, responsables de robos bajo engaños, un fenómeno que ha generado desconfianza hacia las fuerzas del orden.
Impacto social y comunitario
La violencia no sólo se traduce en cifras o titulares. En septiembre, la muerte de Christopher Barrientos, un joven estudiante de Técnico en Enfermería, conmocionó a la comunidad. Fue víctima de una “bala loca” durante un tiroteo entre bandas rivales, mientras se dirigía a su práctica profesional.
En paralelo, incidentes como el ingreso de asaltantes a una escuela para evadir a Carabineros, o la detención de un hombre que generó daños y efectuó disparos en un centro asistencial, revelan la vulnerabilidad de espacios que deberían ser seguros.
Perspectivas enfrentadas
Desde el gobierno y las fuerzas policiales, se destaca la importancia de la investigación y la aplicación de la ley. El fiscal Fernando Anais enfatizó en la complejidad de los hechos, que involucran múltiples actores y armas. Sin embargo, la comunidad reclama una presencia policial más efectiva y estrategias de prevención que vayan más allá de la represión.
Por otro lado, organizaciones sociales y vecinos apuntan a causas estructurales como la pobreza, exclusión y falta de oportunidades, que alimentan la criminalidad y la violencia en el sector.
Verdades y consecuencias
La secuencia de hechos en La Pintana no es un episodio aislado, sino un reflejo de una problemática compleja y persistente. La multiplicidad de actores —delincuentes organizados, víctimas inocentes, fuerzas del orden y comunidad— conforma un escenario donde la violencia se normaliza y la seguridad se diluye.
Es evidente que la respuesta policial, aunque activa, no ha logrado desarticular los grupos responsables ni prevenir nuevos ataques. La recuperación parcial de bienes robados y la detención de líderes criminales son pasos, pero insuficientes para frenar el ciclo.
Al cierre de este análisis, La Pintana permanece con heridas abiertas, donde el miedo y la incertidumbre conviven con la esperanza de un cambio que requiere no solo acciones inmediatas, sino un compromiso profundo con el desarrollo social y la justicia.
Fuentes: Cooperativa.cl, La Tercera, Meganoticias, declaraciones de Fiscalía y Carabineros.