Durante los últimos meses, Viña del Mar ha sido escenario de una sucesión de hechos que reflejan una profunda crisis social y de seguridad, dejando una estela de tragedias que han marcado a la comunidad local y al país.
El 16 de octubre, un estudiante de 16 años del Liceo Guillermo Rivera fue asesinado a puñaladas en pleno centro de Viña del Mar, a la salida de su establecimiento educacional. Este crimen estremeció a la ciudad y puso en primer plano la preocupación por la violencia juvenil y la seguridad en espacios públicos.
En los días siguientes, la Policía de Investigaciones (PDI) logró detener al presunto autor material, un joven de 18 años sin antecedentes penales, y posteriormente a un segundo implicado, un menor de 15 años. El primero fue enviado a prisión preventiva, mientras que el segundo pasó a control de detención. La Fiscalía fijó un plazo de 100 días para la investigación, en un proceso que ha sido seguido con atención por la opinión pública.
Alejandra Romero, seremi de Seguridad, afirmó: "En Chile no hay impunidad y ahora será la justicia quien determine el camino a seguir. Esta detención es un paso firme en la búsqueda de justicia ante un hecho tan repudiable".
Paralelamente, la ciudad enfrentó otro golpe: la confirmación del fallecimiento de Luis Felipe Correa Gutiérrez, un joven universitario de 19 años que desapareció en Viña del Mar a fines de agosto. Su último rastro fue un mensaje enviado a una amiga desde la ciudad, y tras más de dos meses de búsqueda y espera, la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile informó oficialmente su deceso.
Desde la Universidad se expresó el pesar por la pérdida: "Lamentamos profundamente esta pérdida y acompañamos a la familia, amigas, amigos y seres queridos en este difícil momento".
En el plano de la seguridad ciudadana, la noche del 30 de octubre se registró un intento de robo a un conductor de aplicación en Viña del Mar, cuando tres menores de entre 15 y 17 años intentaron sustraer su vehículo. El forcejeo terminó con el automóvil volcado tras chocar contra la reja de una vivienda. Los menores fueron detenidos y puestos a disposición del Ministerio Público. El conductor sufrió lesiones leves.
Estos episodios, sumados a otros incidentes como incendios que han destruido viviendas y casos de abusos sexuales que han llevado a la prisión preventiva de un médico local, configuran un panorama complejo para Viña del Mar, que enfrenta desafíos en materia de seguridad, justicia y políticas sociales.
Expertos en criminología y sociología consultados por distintos medios coinciden en que detrás de estos hechos hay una combinación de factores estructurales: desigualdad, falta de oportunidades para la juventud, deficiencias en la prevención del delito y la necesidad de fortalecer la articulación entre las instituciones locales y la comunidad.
En paralelo, iniciativas públicas y privadas buscan generar espacios de innovación y desarrollo en la región, como el Distrito de Innovación V21 en Viña del Mar, que apunta a transformar el ecosistema económico y social mediante la vinculación entre empresas, universidades y startups, con la meta de crear 10 mil empleos en el largo plazo.
Este contraste entre tragedias sociales y proyectos de desarrollo refleja la complejidad de Viña del Mar en su actual momento histórico: una ciudad que sufre las consecuencias de la violencia y la exclusión, pero que también busca caminos para la recuperación y la esperanza.
Conclusiones:
- La violencia juvenil y los homicidios en espacios públicos exigen una revisión profunda de las políticas de seguridad y prevención en Viña del Mar.
- La desaparición y muerte de jóvenes universitarios pone en evidencia la vulnerabilidad de ciertos sectores y la necesidad de fortalecer redes de apoyo y acompañamiento.
- Los intentos de robo y la participación de menores en delitos reflejan problemas sociales que requieren intervenciones integrales, que incluyan educación, justicia restaurativa y oportunidades económicas.
- Las iniciativas de innovación y desarrollo económico, como el Distrito V21, son señales positivas, pero deben integrarse a una estrategia más amplia que atienda las causas estructurales de la violencia y la exclusión.
Este balance invita a mirar más allá de la urgencia informativa y a comprender que los desafíos de Viña del Mar son parte de una trama compleja que requiere diálogo, acción coordinada y compromiso social para evitar que las tragedias se sigan repitiendo.
Fuentes: La Tercera, Chilevisión, Cooperativa.cl, Diario Financiero.