
Puente Alto se ha convertido en un escenario donde la violencia, la delincuencia y la sensación de desprotección ciudadana se entrelazan con episodios que han marcado la atención pública durante las últimas semanas. Desde la irrupción de un operativo policial con innovaciones tecnológicas hasta el robo a una figura pública y el recrudecimiento de homicidios ligados a ajustes de cuentas, la comuna enfrenta un desafío complejo que refleja tensiones sociales y estructurales profundas.
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Esta acción policial, aunque exitosa en términos de detenciones, no ha logrado aplacar la creciente sensación de inseguridad en la comuna, que se vio reflejada pocos días antes en un hecho que conmocionó a vecinos y medios: el millonario robo sufrido por el meteorólogo Jaime Leyton Aguirre en su residencia de Puente Alto el 7 de noviembre.
Este robo no es un caso aislado. En los días previos, una familia también sufrió un asalto violento en su domicilio en Puente Alto, donde delincuentes armados intimidaron a dos adultos y tres menores, llevándose especies y dinero por un valor cercano a los dos millones de pesos.
Pero la violencia no se limita a robos y hurtos. Entre el 5 y 6 de noviembre, dos homicidios acribillados en sus vehículos sacudieron a la comuna, en hechos que la justicia investiga como ajustes de cuentas vinculados a bandas criminales.
Estas tragedias se suman a un contexto nacional y regional donde la violencia organizada se ha intensificado. En paralelo, en Río de Janeiro, un megaoperativo policial contra el Comando Vermelho dejó más de 100 muertos, evidenciando la magnitud del desafío que enfrentan las autoridades para controlar el narcotráfico y la violencia armada.
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Desde el Gobierno y Carabineros, se destaca el avance en la lucha contra el crimen organizado con operativos que incorporan tecnología y tácticas de inteligencia, como el uso de perros detectores de armas. Sin embargo, reconocen que la violencia no se erradica de inmediato y que se requiere un esfuerzo sostenido.
Vecinos y víctimas, por su parte, expresan frustración y miedo: la sensación de inseguridad crece ante hechos violentos que parecen ocurrir con frecuencia y en plena luz del día, como el robo a la casa del meteorólogo o los asaltos domiciliarios.
Expertos en seguridad y derechos humanos advierten que la respuesta policial debe ir acompañada de políticas sociales integrales que aborden las causas estructurales de la violencia, como la pobreza, exclusión y falta de oportunidades. Asimismo, alertan sobre el riesgo de que operativos policiales muy agresivos puedan generar más violencia y desconfianza en las comunidades.
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- La serie de hechos ocurridos en Puente Alto refleja un aumento de la violencia vinculada a bandas criminales y delincuencia común, con impactos directos en la vida cotidiana de los ciudadanos.
- La introducción de nuevas tecnologías y tácticas policiales, como el perro detector "Luksic", ha mejorado la capacidad de incautación y detención, pero no ha logrado disminuir la percepción de inseguridad.
- La violencia letal, manifestada en homicidios y ajustes de cuentas, sigue siendo un problema grave que exige coordinación interinstitucional y estrategias de largo plazo.
- La experiencia de Río de Janeiro, con un operativo policial letal y cuestionado, pone en evidencia los límites y riesgos de una respuesta exclusivamente represiva.
- La ciudadanía de Puente Alto demanda no solo seguridad sino también justicia, prevención y políticas sociales que reduzcan la vulnerabilidad y el círculo de violencia.
En definitiva, Puente Alto se encuentra en una encrucijada donde la violencia y la inseguridad exigen respuestas complejas, que trasciendan el ciclo inmediato de noticias y permitan una comprensión profunda de las causas, actores y consecuencias de este fenómeno que afecta a miles de familias chilenas.