
En los últimos meses, Chile ha sido escenario de un fenómeno que va más allá de la inmediatez política: la consolidación de una crisis profunda en el contrato social, que se manifiesta en la emergencia y crecimiento del populismo de ultraderecha. Este fenómeno, lejos de ser un episodio aislado o coyuntural, representa una fractura estructural del Estado social y democrático, con raíces en desigualdades persistentes, abandono territorial y una transformación asistencial que condiciona y estigmatiza a las personas más vulnerables.
Desde distintas perspectivas políticas y sociales, se observa con creciente preocupación cómo la democracia chilena enfrenta una amenaza que no proviene solo de actores externos, sino de la propia reconfiguración autoritaria del Estado y la captura del malestar social por discursos que explotan el miedo y la exclusión.
En este escenario, las políticas públicas en protección social no solo han dejado de fortalecer la cohesión social, sino que muchas veces reproducen un modelo punitivo que legitima la desigualdad y alimenta el resentimiento social. La condicionalidad y la vigilancia se convierten en mecanismos centrales, deshumanizando la gestión del bienestar.
Uno de los elementos más críticos en esta crisis es la digitalización de los sistemas de protección social, que mediante algoritmos y sistemas automatizados de evaluación de riesgos, reproducen sesgos discriminatorios y aumentan la vigilancia sobre las personas pobres. Ejemplos internacionales, como el caso Robodebt en Australia, evidencian cómo estas tecnologías pueden generar errores masivos y afectar injustamente a miles de personas.
Desde el Trabajo Social crítico, se advierte que esta digitalización puede transformar a los profesionales en instrumentos de control y castigo, erosionando la confianza con las personas usuarias y desviando la misión emancipadora de la profesión.
- Desde la academia y el trabajo social, se insiste en la necesidad de reconstruir el lazo social y repensar la acción pública como espacio de participación, reconocimiento y redistribución justa.
- En sectores políticos progresistas, se llama a revertir la punitivización del bienestar y a promover una ética del cuidado colectivo que supere la lógica del mérito y la competencia.
- Desde la ultraderecha, se utilizan discursos que promueven el chovinismo del bienestar, restringiendo beneficios sociales a nacionales “merecedores” y excluyendo a migrantes, mujeres y minorías, profundizando la división social.
La crisis del contrato social y el auge del populismo de ultraderecha tienen consecuencias visibles: el debilitamiento de la cohesión social, el aumento de la polarización política y el retroceso en derechos sociales fundamentales.
Este escenario plantea un desafío ético y político para el país:
- Reconstruir la confianza en las instituciones mediante la transparencia y la participación ciudadana.
- Garantizar una protección social universal que no sea una dádiva ni un mecanismo de control, sino un derecho humano.
- Integrar la justicia social con la justicia ambiental, reconociendo la dimensión territorial y ecosocial de las desigualdades.
- Resistir las lógicas del castigo y la exclusión, especialmente en la implementación de tecnologías en políticas públicas.
El futuro de la democracia chilena dependerá de la capacidad colectiva para superar la desconfianza y la fragmentación, restaurando un sentido de comunidad y solidaridad que permita enfrentar las desigualdades estructurales.
Este análisis se basa en el Informe del Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos (De Schutter, 2025), junto con aportes de expertos en trabajo social, derechos humanos y políticas públicas, recogidos en CIPER Chile y documentos internacionales sobre bienestar y populismo autoritario.
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En definitiva, el fenómeno del populismo de ultraderecha en Chile no es un accidente político, sino la expresión visible de un contrato social roto. La respuesta no está en negar las diferencias ni en simplificar las causas, sino en enfrentar con rigor, ética y participación democrática las raíces profundas de esta fractura.
2025-11-02