Corea del Norte intensifica su desafío militar mientras Corea del Sur y EE.UU. responden con cautela: La tensión que se cocina en la península coreana

Corea del Norte intensifica su desafío militar mientras Corea del Sur y EE.UU. responden con cautela: La tensión que se cocina en la península coreana
Internacional
Peninsula de Corea
2025-11-11
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- Corea del Norte lanza misiles hipersónicos y balísticos tras cinco meses de silencio.

- Respuesta firme de Estados Unidos y Corea del Sur, con alerta máxima y condenas.

- El telón de fondo: la cumbre APEC en Corea del Sur y la sombra de un posible ensayo nuclear.

En un escenario que parece sacado de un drama geopolítico de alta tensión, Corea del Norte ha decidido romper meses de aparente calma con una serie de ensayos militares que han vuelto a encender las alarmas en la península coreana y más allá. Desde finales de octubre, Pyongyang ha lanzado misiles hipersónicos y balísticos que, según sus propias agencias estatales, forman parte de un programa para fortalecer su capacidad defensiva y disuasoria contra lo que denomina las amenazas externas, especialmente de Estados Unidos y Corea del Sur.

El 22 de octubre, Corea del Norte confirmó el lanzamiento de dos proyectiles hipersónicos, su primera prueba de este tipo en cinco meses, un hito que fue seguido días después por el disparo de misiles balísticos hacia el mar de Japón.

Este reactivamiento coincide con un momento delicado: la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se celebró en Gyeongju, Corea del Sur, entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre, y que reunió a líderes mundiales, incluyendo al entonces presidente estadounidense Donald Trump y al mandatario chino Xi Jinping. La tensión se palpó especialmente cuando el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, visitó la Zona Desmilitarizada (DMZ) entre ambas Coreas, acto seguido de una serie de disparos de artillería norcoreanos.

Corea del Norte disparó diez proyectiles de artillería menos de una hora después de la llegada de Hegseth a la frontera, una señal clara de desafío y rechazo a la presencia militar estadounidense y surcoreana.

Desde Seúl, el Estado Mayor Conjunto surcoreano ha mantenido una vigilancia estrecha, calificando los lanzamientos como provocaciones que requieren una respuesta firme. Por su parte, el mando Indo-Pacífico del ejército estadounidense declaró que, aunque no hubo amenaza directa a sus fuerzas, el lanzamiento fue un acto desestabilizador que reafirma la necesidad de estar preparados para defender la región y a sus aliados.

No Kwang-chol, ministro de Defensa norcoreano, declaró: “En el futuro, todas las amenazas que invadan nuestra esfera de seguridad se convertirán en objetivos directos de la RPDC y se gestionarán de la manera necesaria. Estamos listos para responder a todo”.

Este discurso no es nuevo, pero ha cobrado renovada fuerza tras las sanciones impuestas por Estados Unidos a individuos y entidades norcoreanas vinculadas a delitos cibernéticos y blanqueo de capitales, que Pyongyang calificó de “insensatas” y parte de una “clara postura de hostilidad” de Washington.

Las sanciones, anunciadas el 6 de noviembre, incluyeron a ocho ciudadanos norcoreanos y dos entidades, acusados de financiar actividades ilícitas que sostienen el programa de armas de destrucción masiva de Corea del Norte.

En el centro de esta compleja trama, se encuentra la posibilidad de un nuevo ensayo nuclear. Los servicios de inteligencia surcoreanos han advertido que Pyongyang está listo para realizar un nuevo test nuclear en cualquiera de los túneles subterráneos de Punggye Ri, una instalación clave desde el último ensayo en 2017.

Park Sun Won, diputado del Partido Democrático de Corea del Sur, señaló: “Si Kim toma la decisión de realizar un ensayo nuclear utilizando uno de los túneles situados en Punggye Ri, el lanzamiento podría producirse en poco tiempo”.

Este escenario pone en evidencia las múltiples capas de tensión en la península: la confrontación militar, el pulso diplomático y la competencia estratégica entre potencias globales. Mientras Corea del Norte reitera su derecho a defender su soberanía y su sistema político, Estados Unidos y Corea del Sur insisten en la necesidad de mantener la presión para evitar la proliferación nuclear y garantizar la estabilidad regional.

Expertos en seguridad regional coinciden en que la reciente escalada no es un mero acto de provocación, sino una estrategia calculada para fortalecer la posición de Pyongyang en negociaciones futuras y enviar un mensaje claro a sus adversarios.

Por otro lado, voces desde Corea del Sur, incluyendo al presidente Lee Jae Myung, han abogado por un acercamiento diplomático con Pyongyang, buscando abrir canales de diálogo que permitan desescalar la crisis.

En este complejo tablero, la presencia y acciones de Chile han sido menores pero no inexistentes. La visita del presidente Gabriel Boric a Corea del Sur para la cumbre APEC, y su encuentro con científicos chilenos en Seúl, reflejan un interés por fortalecer vínculos con Asia Oriental en ámbitos económicos y tecnológicos, en medio de un contexto global marcado por la incertidumbre y los riesgos geopolíticos.

Conclusiones:

- La península coreana sigue siendo un punto caliente donde se entrecruzan intereses militares, políticos y estratégicos de múltiples actores.

- Los recientes lanzamientos de misiles y la retórica beligerante de Corea del Norte responden a sanciones y ejercicios militares conjuntos de EE.UU. y Corea del Sur, en un círculo vicioso de acción y reacción.

- La posibilidad de un nuevo ensayo nuclear añade un nivel de riesgo elevado, que podría alterar el equilibrio regional y global.

- La comunidad internacional, aunque dividida, debe buscar vías para la desescalada, entendiendo que la estabilidad en Corea es clave para la paz en Asia-Pacífico.

Este episodio reafirma que en la península coreana, la historia no está escrita y el futuro dependerá tanto de la firmeza como de la capacidad de diálogo de sus protagonistas.