
En la recta final de la campaña presidencial 2025, la escena política chilena se ha convertido en un verdadero coliseo donde las armas no solo son discursos, sino también imágenes, redes digitales y silencios calculados. Tres elementos se han entrelazado para marcar esta etapa: la revelación del financiamiento de campañas sucias, la polémica puesta en escena del candidato José Antonio Kast con un podio antibalas, y la estrategia de evitar debates sobre derechos humanos, que ha tensado aún más el tablero electoral.
Este entramado digital no solo reveló la existencia de una estrategia coordinada para influir en la opinión pública, sino que también mostró cómo actores políticos y económicos se entrelazan en una batalla soterrada. Fontaine, además de su rol en la fundación Ciudadanos en Acción, está vinculado directamente al comando de Kast, y su hijo postula como diputado por el Partido Republicano, lo que evidencia un nexo estrecho entre la campaña presidencial y esta operación de desinformación.
En paralelo, la campaña de Kast ha optado por una puesta en escena que ha generado revuelo: su discurso de cierre en Viña del Mar fue pronunciado desde un podio antibalas, una imagen que remite a figuras internacionales como Donald Trump y que ha sido interpretada como un símbolo de la polarización y el clima de inseguridad que el candidato busca capitalizar.
Desde el Partido Republicano, Arturo Squella defendió la medida como necesaria para la seguridad frente a la amenaza del crimen organizado, enfatizando que "tenemos que tomar todas las medidas que sean necesarias".
El debate sobre derechos humanos ha sido otro campo de batalla. Mientras el senador Ricardo Lagos Weber y la candidata Jara han puesto en agenda temas como el penal Punta Peuco y el indulto a condenados por delitos de lesa humanidad, el comando de Kast ha optado por el silencio o la descalificación. Su principal asesor, Cristián Valenzuela, declaró que "nosotros no vamos a entrar en ese debate" y que el foco debe estar en las urgencias y dolores actuales de los chilenos, especialmente la crisis de seguridad.
Este posicionamiento ha generado críticas desde la izquierda, con el presidente del PC, Lautaro Carmona, señalando que se está "alterando y tergiversando el tema de fondo".
Por su parte, Evelyn Matthei, desde la derecha tradicional, ha optado por un tono distinto, defendiendo un video de campaña "alegre y buena onda" en que critica tanto a Kast como al gobierno actual, buscando diferenciarse en un escenario fragmentado.
Este cuadro muestra una campaña marcada por la confrontación en múltiples frentes: la manipulación digital y la desinformación, la teatralización de la seguridad y la protección personal, y la disputa sobre la memoria y la justicia en derechos humanos. Cada uno de estos elementos no solo define a los candidatos, sino que también refleja las preocupaciones y fracturas de una sociedad que busca respuestas en medio de la incertidumbre.
En definitiva, la campaña presidencial 2025 se ha convertido en un espejo de las tensiones que atraviesan Chile: la lucha entre transparencia y manipulación, cercanía y miedo, memoria y olvido. Y mientras los protagonistas se enfrentan en este coliseo, el desafío para los ciudadanos es mirar más allá de la superficie, entender las raíces y consecuencias de estas disputas, y decidir con conocimiento y reflexión el rumbo del país.
2025-11-05