
En octubre de 2025, la economía chilena mostró una clara señal de desaceleración tras varios meses de recuperación sostenida. El Barómetro económico del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello (IPP Unab) registró una baja en su indicador, que pasó de 21,7 a 20,6 puntos, desplazando al país del cuadrante "bien y mejorando" a "bien, pero empeorando".
El análisis detallado revela que más de la mitad de las variables económicas (58,3%) permanecen sin cambios, con subsectores como remuneraciones reales, deuda neta del gobierno y confianza de consumidores estabilizados. Sin embargo, la inflación y el índice bursátil Ipsa han mostrado un deterioro, ubicándose en el cuadrante "bien, pero empeorando".
Este cuadro económico se complementa con un mercado laboral que no logra despegar con fuerza. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa de desocupación nacional se mantiene en un preocupante 8,5%, con un desempleo femenino que supera el 9% y una tasa de ocupación femenina inferior al 50%. La creación de empleo formal se ha desacelerado, mientras que el empleo informal ha ganado terreno, alcanzando alrededor de 2,5 millones de trabajadores.
Desde la perspectiva empresarial y financiera, el escenario es igualmente complejo. El mercado de fondos cotizados (ETF) en Chile ha experimentado una recuperación en los flujos de inversión, con entradas que superan los US$300 millones en 2025, especialmente en instrumentos ligados a la renta variable y materias primas. Sin embargo, este crecimiento se da en un contexto regional donde los ETF latinoamericanos siguen siendo incipientes y están concentrados en sectores tradicionales como finanzas y materiales.
El contraste entre una economía que muestra signos de estabilización y un mercado laboral que permanece frágil refleja las tensiones estructurales que enfrenta Chile. Las distintas voces en el debate público y político no ocultan sus discrepancias: mientras algunos sectores enfatizan la necesidad de reformas laborales que reduzcan los costos y fomenten la formalidad, otros abogan por políticas que impulsen la inversión en capital humano y la participación femenina.
En suma, Chile transita un momento delicado, donde la recuperación económica se modera y el mercado laboral evidencia debilidades estructurales que no se resuelven con ajustes menores. La apuesta por un crecimiento sostenible y la generación de empleo formal requiere un equilibrio difícil entre la contención de costos, la promoción de la inversión y la inclusión social.
Este equilibrio frágil plantea un desafío para los próximos gobiernos y actores sociales. La economía chilena no se desploma, pero tampoco avanza con la fuerza suficiente para superar sus déficits históricos. La moderación actual no es un punto final, sino un llamado a repensar estrategias para evitar que la recuperación se estanque y que las brechas sociales y laborales se amplíen.
Así, el escenario económico y laboral chileno invita a un debate profundo y plural, donde las certezas se construyan a partir de la evidencia y la diversidad de perspectivas, y donde la política pública actúe con audacia y responsabilidad para transformar la fragilidad en oportunidad.
2025-10-05
2025-10-18