Simulacro masivo en Ñuble y Biobío pone a prueba la preparación ante terremoto y tsunami: ¿Estamos listos para el próximo gran sismo?

Simulacro masivo en Ñuble y Biobío pone a prueba la preparación ante terremoto y tsunami: ¿Estamos listos para el próximo gran sismo?
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-11
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- Más de 50 mil personas movilizadas en un ejercicio simultáneo en el borde costero.

- Talcahuano como epicentro del simulacro, con 30 mil evacuados.

- Colaboración inédita entre autoridades, sector privado y colegios para enfrentar la emergencia.

En un viernes que no será olvidado fácilmente en las regiones de Ñuble y Biobío, más de 50 mil personas participaron en un simulacro masivo de terremoto y tsunami, una puesta en escena que busca ir más allá de la simple rutina y medir en carne propia la capacidad de respuesta ante un desastre de gran magnitud.

El ejercicio, liderado desde Talcahuano, simuló un terremoto de 8,8 grados Richter seguido de un tsunami, movilizando a más de 30 mil personas solo en esta comuna, y a más de 50 mil en toda la zona costera de ambas regiones.

Este simulacro no fue un mero trámite. Lo que se vivió fue un verdadero ensayo de vida o muerte, donde la ciudadanía, las empresas y los establecimientos educacionales tuvieron que tomar decisiones rápidas, enfrentar incertidumbres y evacuar en condiciones reales, con calles cortadas y congestión vehicular que evidenció la complejidad logística de una emergencia auténtica.

“Sin duda tuvo muchos grados de realidad. Hubo que tomar decisiones in situ y eso sin duda va aportando a tener mejores procesos de evacuación. En Talcahuano estimamos que evacuaron aproximadamente 30.000 personas, y en el centro de la ciudad, cerca de 10.000”, destacó el alcalde Eduardo Saavedra.

Pero esta demostración de fuerza colectiva no estuvo exenta de críticas y debates. Desde la perspectiva política, algunos actores valoraron el esfuerzo multisectorial y la consolidación de una cultura preventiva, mientras que otros señalaron que aún persisten brechas en infraestructura y comunicación que podrían costar vidas en un evento real.

A nivel social, la participación masiva fue celebrada como un avance, pero también puso en evidencia desigualdades: la capacidad de respuesta varía entre barrios y sectores, y la inclusión de comunidades rurales y grupos vulnerables sigue siendo un desafío pendiente.

Desde el punto de vista técnico, expertos en gestión de riesgos reconocen el avance que representa movilizar tal cantidad de personas en un solo ejercicio, pero advierten que la verdadera prueba será mantener y mejorar estos niveles de preparación en el tiempo, incorporando aprendizajes y adaptándose a las condiciones cambiantes del territorio.

El Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) informó que en lo que va del año, más de 550 mil personas han participado en simulacros a nivel nacional, un indicio de que la cultura preventiva está ganando terreno en Chile.

Sin embargo, la tensión entre la realidad y la ficción del simulacro también genera reflexiones incómodas. ¿Estamos realmente preparados para enfrentar un terremoto y tsunami de esta magnitud? ¿Cuánto de lo aprendido se traduce en acciones concretas y sostenibles? ¿Qué papel juegan las autoridades, el sector privado y la sociedad civil en la construcción de una resiliencia efectiva?

Para el alcalde Saavedra, “este ejercicio tuvo una nota alta, pero no podemos caer en la autocomplacencia. La prevención es un proceso continuo y requiere compromiso constante de todos los actores”.

En definitiva, este simulacro masivo en Ñuble y Biobío es más que un ensayo técnico: es un espejo que refleja nuestras fortalezas y vulnerabilidades, un llamado a la acción para que la preparación no sea solo un evento puntual, sino un compromiso permanente que salve vidas cuando la tierra vuelva a temblar.

Las verdades que emergen son claras: la participación ciudadana es clave, la coordinación interinstitucional debe mejorar y la inversión en infraestructura resiliente no puede postergarse. El próximo gran sismo no avisará, y la historia nos recuerda que solo quienes están mejor preparados podrán enfrentar la tragedia con menor costo humano y social.