
Entre el 24 de octubre y el 7 de noviembre de 2025, la zona central y sur de Chile experimentó un episodio climático que reavivó viejos temores y nuevas discusiones. Desde la madrugada del 31 de octubre, comenzaron las lluvias en la Región Metropolitana, extendiéndose paulatinamente hacia el sur hasta Los Lagos, acompañadas de un descenso marcado en las temperaturas. Este fenómeno, que se prolongó durante más de una semana, dejó una estela de efectos palpables: anegamientos, cortes de rutas, suspensión de clases y miles de hogares sin suministro eléctrico, además de la reactivación del Códido Azul en varias comunas por las bajas temperaturas.
La Dirección Meteorológica de Chile (DMC) y plataformas especializadas como Meteored y Meteochile identificaron el origen en una baja segregada atmosférica, una masa de aire frío que se desprendió del flujo principal en altura y permaneció estacionaria, generando inestabilidad persistente. El meteorólogo Elio Brufort explicó que "esta baja segregada fue la responsable de mantener lluvias y tormentas eléctricas desde Valparaíso hasta Los Lagos, con acumulados que, si bien no fueron extremos, sí fueron suficientes para alterar la vida cotidiana".
A esta inestabilidad se sumó la llegada de corrientes antárticas que provocaron temperaturas bajo cero, con nevadas en sectores precordilleranos y cordilleranos, y heladas históricas en la zona central, particularmente en Santiago, donde se registraron mínimas cercanas a -3 °C, un récord para esta temporada.
Desde el Gobierno, la autoridad meteorológica y los servicios de emergencia enfatizaron la naturaleza típica de la primavera chilena, una estación de transición en la que "el invierno se resiste a irse y el verano aún no llega del todo". La DMC sostuvo que "estos eventos, aunque intensos, forman parte de la variabilidad climática esperada para esta época".
Sin embargo, sectores sociales y expertos en cambio climático plantearon una narrativa más crítica. Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, señaló que "la recurrencia y la intensidad de estos sistemas frontales parecen estar influenciadas por patrones globales alterados, que podrían estar relacionados con el fenómeno La Niña y la crisis climática". Por su parte, organizaciones de vecinos afectados por anegamientos y cortes de rutas denunciaron falta de planificación urbana adecuada y respuestas insuficientes para mitigar los efectos en zonas vulnerables.
Las nueve regiones afectadas —Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos— reportaron distintos niveles de afectación. En la Región Metropolitana, sectores como San José de Maipo y Lo Barnechea vivieron nevadas y cortes preventivos de caminos. En el sur, las lluvias y tormentas eléctricas generaron interrupciones en rutas y servicios básicos.
El Ministerio de Desarrollo Social activó el Código Azul en varias comunas para proteger a las personas en situación de calle, mientras que miles de hogares experimentaron cortes de energía eléctrica, especialmente en La Araucanía y la Región Metropolitana.
Tras el episodio, queda claro que Chile enfrenta un desafío creciente para adaptarse a fenómenos meteorológicos que, aunque parte de su dinámica histórica, parecen intensificarse y prolongarse más allá de lo habitual. La combinación de bajas segregadas persistentes, corrientes antárticas y la presencia del fenómeno La Niña compone un escenario complejo que exige respuestas integrales.
Las autoridades deben equilibrar la comunicación técnica con la atención a las demandas sociales, mientras que la ciudadanía observa con creciente inquietud cómo los patrones climáticos afectan su vida diaria. Este ciclo de lluvias y frío no solo fue un evento aislado, sino un síntoma de un sistema climático en transformación, que interpela a todos los actores —desde el Estado hasta las comunidades locales— a repensar estrategias de mitigación, adaptación y resiliencia.
En definitiva, el retorno de las lluvias y el frío en la primavera de 2025 es una llamada de atención que no debe ser ignorada: la historia climática de Chile se escribe hoy con nuevos desafíos y responsabilidades compartidas.
2025-10-24
2025-09-02