Santiago vivió una primavera convulsa: entre tormentas eléctricas, granizos y un golpe de calor histórico

Santiago vivió una primavera convulsa: entre tormentas eléctricas, granizos y un golpe de calor histórico
Actualidad
Sociedad
2025-11-11
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- Tormentas eléctricas y granizos sorprendieron a Santiago en plena primavera, un fenómeno poco habitual para la época.

- Golpe de calor extremo con temperaturas que alcanzaron los 38°C en la capital y zonas aledañas.

- Debate social y climático sobre el impacto de estos eventos en la vida urbana y la salud pública.

Una primavera que no se parece a ninguna otra

El jueves 6 de noviembre de 2025, Santiago y la zona central de Chile fueron testigos de un fenómeno meteorológico poco común para la época: lluvias intensas, tormentas eléctricas y granizos que afectaron diversas comunas de la capital y regiones aledañas. Lo que comenzó como una tarde con intervalos de nubes y sol, se transformó en una jornada de inestabilidad marcada por relámpagos, ráfagas de viento y acumulados de agua que superaron los 2 milímetros en sectores oriente de Santiago, como La Reina y Peñalolén. La Dirección Meteorológica de Chile y el Centro Europeo de Pronósticos a Mediano Plazo (ECMWF) habían anticipado esta baja segregada que activó una inestabilidad atmosférica notable, incluyendo la aparición de una nube embudo en las cercanías de Talca, una formación poco frecuente que evidencia la fuerza del fenómeno.

“La primavera ya está sobre Santiago y el tiempo continúa dando que hablar”, señalaba un informe de Meteored en los días previos, alertando sobre la posibilidad de un tiempo severo que finalmente se materializó.

Un golpe de calor que desafía la estación

Pero la sorpresa no terminó con la lluvia y el granizo. Apenas unos días después, el jueves 13 de noviembre, Santiago experimentó un drástico aumento de temperatura que alcanzó los 38°C en zonas como Tiltil, superando ampliamente el promedio histórico para esta época del año, que ronda los 26,6°C. Este "combo de calor" continuó el domingo 16, día de elecciones presidenciales, y el lunes 17, con temperaturas que pusieron en alerta a la población y a las autoridades sanitarias.

El meteorólogo Jaime Leyton describió este fenómeno como “una bofetada y un combo en la cara” para Santiago, un evento que se siente más propio del verano que de la primavera. La combinación de calor extremo y la reciente inestabilidad atmosférica ha generado un escenario climático inédito en la capital.

Perspectivas encontradas: ¿qué nos dice la naturaleza y qué responde la sociedad?

Desde el ámbito científico, expertos advierten que estos eventos extremos son señales claras del cambio climático y la mayor volatilidad meteorológica que afecta a Chile y el mundo. “La primavera se está comportando cada vez más como un verano adelantado, con eventos que antes eran raros ahora volviéndose recurrentes”, comenta un climatólogo de la Universidad de Chile.

En contraste, voces ciudadanas expresan preocupación por el impacto en la salud, la infraestructura y la calidad de vida. En barrios vulnerables, la tormenta eléctrica y los cortes de luz generaron interrupciones significativas, mientras que el golpe de calor puso en riesgo a personas mayores y trabajadores al aire libre.

Algunos sectores políticos y sociales han aprovechado la coyuntura para impulsar debates sobre la necesidad de políticas públicas robustas en materia de adaptación climática y gestión urbana. Sin embargo, también han surgido críticas hacia la falta de preparación y respuestas oportunas por parte de las autoridades municipales y nacionales.

¿Qué queda después del temporal y el calor?

La primavera de 2025 en Santiago ha quedado marcada por una dualidad extrema: la lluvia y el granizo que refrescaron la ciudad, y un golpe de calor que la quemó. Este contraste expone la complejidad de un clima que se vuelve cada vez más impredecible y desafiante.

Las consecuencias visibles son múltiples: desde daños en la infraestructura urbana, afectación en la salud pública hasta la necesidad urgente de repensar la gestión del agua, la planificación urbana y la protección social.

En definitiva, Santiago se encuentra en una encrucijada donde la naturaleza impone su fuerza y la sociedad debe responder con inteligencia y solidaridad. La temporada que parecía traer alivio con lluvias, terminó recordándonos que el clima ya no es un actor pasivo, sino un protagonista activo en la vida de la ciudad.

Este episodio invita a una reflexión profunda sobre cómo vivimos y cómo queremos enfrentar el futuro, en un Chile que se adapta a un nuevo paradigma climático y social.