
El fin de un ciclo en La Moneda se ha manifestado con una mezcla de emociones que van desde la ternura hasta la confrontación política más áspera. A poco más de una semana de las elecciones presidenciales del 16 de noviembre de 2025, el país observa con distancia y reflexión los últimos días del mandato de Gabriel Boric, marcado por episodios que reflejan la complejidad de su legado y el ambiente político que deja.
El 10 de noviembre, un video viral mostró al pequeño Santino rompiendo en llanto al enterarse que Boric dejará la Presidencia. Su reacción, más allá de la ternura, expuso cómo la figura presidencial y su gestión han calado en sectores ciudadanos más allá del debate político tradicional. El niño, emocionado, llegó a invitar al mandatario a tomar once a su casa en San Pedro, un gesto que Boric acogió invitándolo a La Moneda, simbolizando un vínculo afectivo entre gobernante y pueblo que trasciende la política de alta esfera.
Pero mientras la emotividad se instala en algunos rincones, en otros la campaña electoral se ha tornado en un verdadero coliseo de disputas verbales y estratégicas. El 28 de octubre, Diego Paulsen, figura clave en la campaña de Evelyn Matthei, calificó al gobierno de Boric como un “Gobierno de atorrantes”, término con una carga social y clasista que encendió la polémica. Esta arremetida, que se inscribe en una estrategia de desgaste hacia la administración saliente, revela la tensión latente entre una derecha tradicional que busca reposicionarse y la izquierda oficialista que deja el poder.
En la misma línea, el Presidente Boric no ha evitado aludir a sus adversarios, especialmente al candidato republicano José Antonio Kast, denunciando el uso de bots en campañas y criticando la violencia discursiva. Estas tensiones no solo evidencian la polarización política, sino que también muestran cómo el ciclo electoral ha profundizado las divisiones sociales y políticas que el país arrastra desde hace años.
En medio de esta atmósfera, un episodio que unió a la clase política y a la ciudadanía fue el fallecimiento del emblemático actor Héctor Noguera. El 28 de octubre, Boric encabezó una vocería desde La Moneda para rendir homenaje y decretar duelo oficial, un gesto que reflejó la dimensión cultural y humana que también atraviesa este período. La decisión de bajar las banderas a media asta en todo el país fue un símbolo de respeto y unidad en un momento de cambio.
Desde la derecha, las críticas a Boric no solo apuntan a su gestión, sino a su estilo y a lo que consideran un legado de incertidumbre. Paulsen y otros dirigentes insisten en que la administración saliente ha sido incapaz de entregar soluciones concretas, y advierten sobre el riesgo de continuidad con una candidata oficialista, Jeannette Jara.
Por su parte, el oficialismo defiende la gestión de Boric, destacando avances en derechos sociales y cultura, y denuncia que la oposición recurre a la descalificación y a estrategias polarizantes para ganar terreno. La campaña, en este sentido, se ha convertido en un campo de batalla donde la palabra “atorrante” y las acusaciones sobre bots en redes sociales son solo la punta del iceberg.
A más de una semana de la elección, las encuestas muestran a Jeannette Jara y José Antonio Kast liderando la intención de voto para la segunda vuelta, mientras Evelyn Matthei lucha por mantenerse competitiva. Esta configuración refleja un país fragmentado, con un electorado que busca alternativas claras, pero que también se ve dividido entre la moderación y el extremismo.
En este escenario, la figura de Boric se despide con un mandato que, aunque cuestionado, ha dejado huellas profundas en la política y la sociedad chilena. La invitación del niño Santino a La Moneda y el homenaje a Héctor Noguera son símbolos de que, más allá de la política, hay una dimensión humana y cultural que marca este fin de ciclo.
Este momento invita a la reflexión sobre cómo Chile enfrenta sus desafíos políticos y sociales, y cómo el relevo presidencial será clave para definir si el país avanza hacia la reconciliación o profundiza sus divisiones.
En definitiva, la salida de Boric y la campaña que lo sucede no son solo eventos aislados, sino capítulos de una historia que interpela a todos los chilenos a mirar con atención y pensamiento crítico el futuro que desean construir.
2025-10-28