
Una tormenta de leyes, discursos y demandas sacude el mundo empresarial chileno y regional, en un escenario donde la estabilidad económica y política parece un bien cada vez más escaso. A casi un mes de las elecciones presidenciales en Chile y con la incertidumbre latente en Argentina, los empresarios enfrentan desafíos que ya no se limitan a la gestión interna, sino que se extienden a un entorno legislativo y social que pone en jaque la capacidad de inversión y generación de empleo.
El 16 de octubre de 2025, La Tercera reportó la inquietud empresarial ante 24 proyectos de ley laborales que podrían elevar los costos de empleo formal hasta un 30% real para fines de 2026. Entre las iniciativas más preocupantes destacan la negociación colectiva ramal, la eliminación del tope en las indemnizaciones por años de servicio, y la instauración de nuevos feriados irrenunciables. María Teresa Vial, presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago, alertó que estos cambios podrían convertir el empleo formal en un privilegio cada vez más difícil de alcanzar.
En paralelo, la presidenta de la CPC, Susana Jiménez, señaló en la Enade 2025 la persistente debilidad del mercado laboral chileno, con una tasa de desempleo que supera el 8% desde hace 32 meses, y una creación de empleo formal que no logra despegar. A su juicio, las nuevas regulaciones laborales, el aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral, sumados a la irrupción tecnológica, configuran un panorama complejo para las empresas.
Pero la preocupación no se limita a Chile. En Argentina, la relación entre el empresariado y el Gobierno de Javier Milei transita entre la cautela y la incertidumbre. En octubre de 2025, el coloquio anual de IDEA reunió a un millar de empresarios que, sin la presencia del presidente, expresaron inquietudes sobre la volatilidad política y financiera. La ayuda financiera de Estados Unidos, aunque bienvenida, fue percibida por varios ejecutivos como un parche temporal que no resuelve las causas profundas de la crisis.
“No podemos depender de un tuit diario para sostener los mercados”, resumió un ejecutivo bancario en Mar del Plata, reflejando el clima de incertidumbre que permea las decisiones de inversión.
Mientras tanto, en Chile, la relación entre empresarios y política se ha vuelto un campo de batalla donde convergen demandas de ética, gobernabilidad y participación. La contralora Dorothy Pérez se convirtió en un símbolo de esta tensión al destacar en la Enade 2025 la importancia del control fiscal y la transparencia, recibiendo aplausos y reconocimiento del mundo privado.
Sin embargo, la reciente carta abierta firmada por más de 3.700 personas, entre ellas destacados empresarios y exministros, que instaba a la oposición a unificar listas parlamentarias para evitar una mayoría comunista, evidenció las grietas y la polarización que atraviesan la relación entre política y negocios. Juan Sutil, expresidente de la CPC, defendió la participación activa de los empresarios en el debate público, mientras que representantes de partidos políticos cuestionaron la intromisión del sector privado.
Esta tensión se refleja también en las dinámicas preelectorales. Evelyn Matthei mantiene una relación fluida con el empresariado, mientras que José Antonio Kast, a pesar de acercamientos crecientes, aún es percibido con distancia por algunos sectores. La designación de Jorge Quiroz como coordinador económico del comando de Kast apunta a un giro hacia una mayor interlocución con el mundo privado.
En este contexto, el empresariado chileno y regional se encuentra en una encrucijada: por un lado, la necesidad urgente de un crecimiento sostenible y generación de empleo formal; por otro, la amenaza de un entorno regulatorio y político que podría encarecer y dificultar la actividad económica.
Los hechos muestran que el aumento de costos laborales ya impacta en la tasa de desempleo y en la informalidad, mientras que la volatilidad política y financiera en la región limita la confianza para inversiones de largo plazo.
“Una economía no funciona si no genera empleo formal y de calidad”, afirmó María Teresa Vial, sintetizando la preocupación que atraviesa a un sector que, pese a la adversidad, sigue apostando por la colaboración y el diálogo.
Conclusiones:
- La legislación laboral en trámite en Chile podría aumentar significativamente los costos para las empresas, afectando la creación de empleo formal.
- La incertidumbre política y económica en Chile y Argentina genera un clima adverso para la inversión y el desarrollo empresarial.
- La relación entre empresarios y política está marcada por tensiones, pero también por un reconocimiento creciente de la necesidad de diálogo y cooperación.
- La estabilidad institucional y la claridad en las reglas del juego emergen como factores clave para que el sector privado pueda cumplir su rol en la recuperación y crecimiento sostenido.
Este escenario demanda una reflexión profunda sobre cómo equilibrar las demandas sociales legítimas con la necesidad de un mercado laboral dinámico y competitivo, y cómo construir puentes entre los distintos actores para superar la polarización que amenaza con paralizar al país y la región.
La historia reciente enseña que la falta de acuerdo y la volatilidad pueden dejar heridas profundas, pero también que la voluntad de entendimiento puede abrir caminos para un futuro más próspero y justo.
2025-10-08