
En los últimos días, la campaña presidencial chilena se ha visto sacudida por una propuesta que ha reabierto heridas y desatado un intenso debate público: el indulto a los presos condenados por crímenes de lesa humanidad en Punta Peuco, entre ellos figuras emblemáticas como Miguel Krassnoff. El 5 de noviembre de 2025, la ministra vocera Camila Vallejo calificó la iniciativa como una forma de "reabrir heridas" y un retroceso para la sociedad chilena, posición respaldada por el ministro de Justicia, Jaime Gajardo.
El origen de esta controversia se encuentra en las declaraciones del candidato libertario Johannes Kaiser, quien propuso "cerrar el capítulo" de la dictadura mediante un indulto general para estos reos, argumentando que mantenerlos encarcelados a avanzada edad responde a motivaciones políticas más que a justicia. Kaiser sostuvo en un debate radial que "no se puede tener gente de 80 y 90 años pudriéndose en una cárcel solo porque no le cae bien políticamente".
Sin embargo, esta postura ha sido duramente cuestionada desde distintos frentes. El presentador y periodista Jean Philippe Cretton, por ejemplo, recordó en redes sociales las atrocidades cometidas en los centros de tortura, describiendo métodos como la aplicación de electricidad en genitales, violaciones y torturas psicológicas que marcaron para siempre a las víctimas. "Esos ‘pobres abuelitos’, fueron gente muy mala, muy mala", afirmó Cretton, apelando al sentido común y a la memoria histórica.
Desde el Gobierno, la narrativa ha sido clara: indultar a quienes perpetraron secuestros, torturas, violaciones y asesinatos no solo ignora el sufrimiento de las víctimas y sus familias, sino que también amenaza con deslegitimar los avances en materia de derechos humanos alcanzados en las últimas décadas. Camila Vallejo señaló que "liberar criminales tan peligrosos como ellos solo puede reabrir heridas y conflictos".
Por otro lado, el debate ha puesto en evidencia la complejidad de la memoria histórica chilena y el desafío de conciliar justicia, reparación y reconciliación. Sectores libertarios y algunos grupos sociales han cuestionado la vigencia de las penas perpetuas y las condiciones carcelarias especiales de Punta Peuco, argumentando que perpetuar el castigo en personas de edad avanzada podría ir en contra de derechos humanos universales.
No obstante, la propuesta de indulto ha sido rechazada de plano por organizaciones de derechos humanos, víctimas y familiares, quienes insisten en que la justicia no puede ni debe confundirse con impunidad ni olvido. El caso de Punta Peuco simboliza para muchos la lucha contra la impunidad y la exigencia de memoria y verdad.
En el ámbito político, esta polémica ha generado una fractura visible entre candidatos y partidos, obligando a los electores a posicionarse frente a un tema que trasciende la campaña electoral y toca fibras profundas de la sociedad chilena.
En definitiva, lo que está en juego no es solo una medida judicial o política, sino la manera en que Chile enfrenta su pasado reciente, entiende la justicia y construye su futuro. La discusión sobre el indulto a presos de Punta Peuco expone la tensión entre memoria y olvido, justicia y reconciliación, castigo y perdón.
Queda claro que, al menos por ahora, la propuesta no cuenta con consenso y ha reavivado un debate que parecía en pausa, recordándonos que las heridas del pasado no se cierran con decretos y que el camino hacia una convivencia democrática sólida exige enfrentar esas heridas con verdad, respeto y pluralidad de voces.
2025-11-03