
El fin de una era y el inicio de un laberinto familiar
El 3 de octubre de 2025 marcó un hito en la historia empresarial chilena con la disolución de Dersa S.A., la sociedad matriz que desde 1984 aglutinaba las inversiones de la familia Del Río, herederos de José Luis del Río Rondanelli, fundador de Sodimac. Este movimiento no solo representa la distribución de un patrimonio superior a los US$1.200 millones en acciones de Falabella, sino que simboliza la definitiva fragmentación de un conglomerado que durante más de cuatro décadas operó bajo un mismo paraguas.
La tercera generación, compuesta por 34 integrantes con edades entre 26 y 56 años, ha tomado caminos empresariales propios, dando paso a cinco ramas familiares con identidad y negocios diferenciados. Esta dispersión no es solo económica, sino también geográfica y cultural, con fuertes raíces en la Región de Coquimbo y extensiones hacia el sur y el extranjero.
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Los Del Río Silva mantienen un perfil financiero-industrial, con presencia en pesca, minería y retail en Chile y América Latina, a través de Inder y sociedades como Inversiones Tobalaba. Catalina, la mayor, destaca como directora de Sodimac y gestora de fundaciones familiares. Aunque unidos en inversiones, enfrentan desafíos legales, como el caso judicial por plantaciones en terrenos con bosque nativo en Las Cabras, que expone tensiones entre desarrollo económico y conservación ambiental.
Los Del Río Edwards se posicionan en la alta dirección corporativa, con Juan Pablo del Río Goudie como presidente de Sodimac y director en Inchcape Plc. Su family office Cerro Mayo maneja inversiones millonarias y fundaciones sociales, con una marcada apuesta por la continuidad en el retail y los seguros. Sin embargo, episodios como el conflicto por deforestación en Lago Ranco revelan las complejidades de sus negocios agroindustriales y la relación con comunidades locales.
Los Del Río Arteaga se distinguen por una gestión colegiada y rotativa en sus empresas agrícolas, inmobiliarias y de exportación. Su vinculación con fundaciones educativas y emprendimientos sociales, como la Fundación Entrépolis, refleja un compromiso con el desarrollo regional y la responsabilidad social. Andrés Antonio, vicepresidente de la Asociación de Empresas Familiares, y otros miembros, combinan roles empresariales con actividades públicas y deportivas.
Los Pucci del Río tienen un perfil financiero y diversificado, con inversiones en private equity, reciclaje y turismo, como el lodge Los Morros en Pichilemu. La discreción y la innovación tecnológica caracterizan a esta rama, donde algunos miembros estudian en el extranjero y exploran nuevos sectores como la salud mental con psicodélicos.
Los Del Río Álamos optaron por la independencia temprana y concentran sus esfuerzos en la agricultura en La Araucanía y otras zonas. Con una fuerte participación en la Fundación Educa Araucanía y empresas tecnológicas como Autotrack, esta rama combina tradición rural con innovación y vínculos políticos, evidenciados en la sorpresiva conexión con figuras como Johannes Kaiser.
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"La familia Del Río siempre ha estado cerca del poder político", señala un analista de inversiones familiar. Los datos del Servel confirman que miembros de las distintas ramas han realizado aportes significativos a campañas presidenciales, destacando apoyos tanto a Evelyn Matthei como a José Antonio Kast y Johannes Kaiser, reflejando la diversidad ideológica interna.
Esta pluralidad se manifiesta también en alianzas inesperadas, como la carta firmada por José Luis y Felipe del Río Goudie, exintendentes y figuras de la Concertación, apoyando a Matthei, en contraste con aportes a candidatos de derecha de otros familiares.
Los conflictos territoriales, como los enfrentamientos en Las Cabras y Lago Ranco, evidencian además las dificultades para conciliar intereses empresariales con demandas sociales y ambientales.
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Este quiebre familiar y empresarial pone en evidencia que los grandes conglomerados chilenos no son monolitos, sino organismos vivos que evolucionan con sus generaciones. La disolución de Dersa S.A. y la emergencia de clanes independientes reflejan una tendencia hacia la diversificación y especialización, pero también abren la puerta a disputas internas y desafíos de gobernanza.
El mapa empresarial Del Río hoy es un mosaico de inversiones en agricultura, retail, minería, inmobiliaria y filantropía, con un fuerte acento regional en Coquimbo y el sur, y una presencia creciente en mercados internacionales. La tercera generación parece apostar por una gestión más individualizada, aunque con lazos que aún se mantienen en fundaciones y ciertos negocios conjuntos.
Finalmente, esta historia es un espejo de la complejidad del empresariado familiar chileno, donde el patrimonio, la política y la identidad se entrelazan en una trama que seguirá evolucionando en los próximos años.