El ocaso de un príncipe. En octubre de 2025, Andrés Mountbatten Windsor, hasta entonces duque de York y hermano menor del rey Carlos III, renunció a todos sus títulos nobiliarios y honores reales tras una larga cadena de escándalos que erosionaron su posición dentro de la familia real británica. Desde entonces, su figura ha transitado un camino abrupto hacia el ostracismo, marcado por la pérdida de su último título militar en noviembre y la citación para declarar ante el Congreso de Estados Unidos en relación con su relación con el financiero y condenado pedófilo Jeffrey Epstein.
El declive público y la fractura familiar. La caída de Andrés no fue un episodio aislado, sino el desenlace de años de controversias. En 2019, una polémica entrevista televisiva intentó reparar su imagen, pero solo profundizó la desconfianza pública. La publicación reciente de las memorias póstumas de Virginia Giuffre, principal acusadora en el caso Epstein, reavivó las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre el príncipe desde hace años. En su libro, Giuffre detalla encuentros con Andrés cuando ella era menor, describiendo un patrón de abuso y manipulación.
"Los hombres ricos y poderosos han evadido la justicia durante demasiado tiempo. Ahora, el ex príncipe Andrés tiene la oportunidad de confesar y brindar justicia a las víctimas", afirmó el congresista demócrata Robert García en la carta que citó a Andrés para declarar en Estados Unidos. Sin embargo, el exduque mantiene su negativa a admitir responsabilidad, y aunque la citación no es vinculante, la presión internacional aumenta.
Investigación policial y escándalos adicionales. La situación se complicó aún más tras revelarse que Andrés habría intentado utilizar a su escolta, pagado con fondos públicos, para investigar a Virginia Giuffre y obtener información personal con fines de desprestigio. La Policía Metropolitana de Londres confirmó que investiga activamente estas acusaciones. Este episodio ha generado rechazo en la opinión pública británica y ha tensionado aún más la ya delicada posición del príncipe.
Perspectivas encontradas dentro y fuera de la monarquía. La familia real ha optado por un distanciamiento claro: Carlos III ordenó la retirada de todos los títulos y honores militares de Andrés, una medida sin precedentes que busca proteger la imagen de la Corona. Sin embargo, Andrés conserva el título de príncipe por derecho de nacimiento, un honor que solo podría revocarse mediante una decisión parlamentaria compleja y coordinada con países de la Commonwealth.
Dentro del Reino Unido, la opinión pública ha respaldado mayoritariamente estas medidas. Encuestas recientes muestran que más del 65% de los británicos apoyan la pérdida de títulos para Andrés, reflejando un rechazo contundente a su figura. No obstante, voces conservadoras y algunos sectores de la aristocracia lamentan la humillación pública y el impacto que este proceso tiene en la percepción histórica de la monarquía.
El destino incierto de Andrés. Tras perder sus títulos, Andrés inició una vida retirada en la propiedad de Sandringham, lejos de los focos y bajo un estricto perfil bajo. Recibe una manutención significativa del rey, pero su futuro político y social está marcado por la incertidumbre y la sombra constante de las investigaciones y acusaciones.
Conclusiones y consecuencias. La caída del príncipe Andrés representa un momento definitorio para la monarquía británica, que enfrenta la difícil tarea de renovarse y recuperar la confianza pública en un contexto global de cuestionamientos a las instituciones tradicionales. El caso expone las tensiones entre privilegios heredados y demandas de justicia y transparencia contemporáneas.
Este episodio también plantea preguntas sobre la capacidad del sistema para garantizar la rendición de cuentas, incluso a los más poderosos, y sobre cómo las instituciones históricas pueden adaptarse a las exigencias éticas y sociales actuales. Mientras Andrés enfrenta procesos judiciales y una imagen pública severamente dañada, la Corona intenta cerrar una herida que podría definir su rumbo en las próximas décadas.