La guerra civil en Sudán profundiza la crisis humanitaria: hambruna, violencia y un futuro en ruinas

La guerra civil en Sudán profundiza la crisis humanitaria: hambruna, violencia y un futuro en ruinas
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-11
Fuentes
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- Control territorial y poder militar: las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y el ejército sudanés se enfrentan en una guerra que ha devastado ciudades y regiones clave.

- Crisis humanitaria extrema: hambruna declarada, más de 15.000 civiles muertos y millones desplazados en el peor desastre humanitario del mundo.

- Voces enfrentadas y consecuencias visibles: militares, civiles, organizaciones internacionales y víctimas, en un coliseo de tragedias y negaciones.

Sudán arde en un conflicto que ya no es sólo militar, sino una tragedia humanitaria de proporciones épicas. Desde abril de 2023, el país se ha sumido en una guerra civil entre las Fuerzas Armadas sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar liderado por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti. Esta pugna no sólo ha fragmentado el territorio y la sociedad, sino que ha desencadenado una crisis que golpea con especial dureza a la población civil, dejando cicatrices visibles y profundas.

La batalla por el poder y el territorio

En marzo de 2025, el ejército retomó el palacio presidencial en Jartum, un símbolo del control estatal, tras dos años de combates que dejaron la capital dividida y sitiada. Sin embargo, la victoria militar no ha significado el fin de la violencia: las RSF mantienen posiciones estratégicas y continúan lanzando ataques con drones y artillería, especialmente en Darfur y Kordofán, regiones que se han convertido en epicentros del conflicto.

Hemedti, un excomandante de milicias Janjaweed con un pasado marcado por acusaciones de crímenes de guerra y vínculos con redes mercenarias, ha consolidado un poder que va más allá de lo militar. Controla vastas zonas del oeste del país, incluyendo la ciudad de El Fasher, y ha formado un Gobierno de Paz y Unidad paralelo. Su figura polariza: para algunos es un actor político inevitable, para otros un símbolo de impunidad y violencia.

La hambruna y la devastación social

La ONU declaró en septiembre de 2025 que Sudán enfrenta una hambruna en fase 5, la más grave, especialmente en El Fasher y Kadugli. Más de 21 millones de personas están en inseguridad alimentaria aguda, con 375.000 en situación de catástrofe. Esta crisis alimentaria se combina con la destrucción de infraestructuras, el bloqueo de ayuda humanitaria y la inseguridad que impide el acceso a zonas afectadas.

Entre los testimonios desgarradores, Touma, una madre desplazada, relata el dilema imposible de salvar a una de sus gemelas, víctimas de la desnutrición severa. 'Las RSF nos arrebataron todo, escapamos con sólo nuestras vidas', dice mientras sostiene a su hija moribunda.

Las maternidades y hospitales no han sido santuario. El ataque a la maternidad del hospital de El Fasher en octubre de 2025 dejó más de 460 muertos, entre pacientes y acompañantes. La violencia sexual, los secuestros y la muerte son moneda corriente. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional denuncian crímenes atroces cometidos por ambos bandos, con especial énfasis en las RSF.

Infancias rotas y voces desde el frente

La guerra ha dejado a los niños sudaneses en la peor situación sanitaria y social en décadas. La tasa de vacunación cayó del 94% en 2022 al 48% en 2024, la más baja en 40 años, lo que ha provocado brotes de sarampión, polio y otras enfermedades prevenibles.

Zaher, un niño de 12 años que perdió ambas piernas por un ataque con dron, simboliza la tragedia cotidiana. 'Ojalá pudiera jugar al fútbol con mis amigos como antes', dice mientras lucha por mantener la esperanza en medio de los escombros de Jartum.

En medio de la destrucción, periodistas sudanesas arriesgan sus vidas para contar la realidad desde las zonas de guerra, enfrentando censura, vigilancia y amenazas. Iniciativas como The Dream Project buscan apoyarlas, demostrando que la resistencia también se construye con palabras y solidaridad.

Perspectivas encontradas y un clamor global

Mientras el ejército y las RSF se disputan el control político y territorial, la población civil sufre las consecuencias directas y colaterales: desplazamientos masivos, hambre, enfermedades y violencia sistemática.

Desde la comunidad internacional, organismos como la ONU, UNICEF, Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras advierten sobre la gravedad de la crisis y llaman a un acceso humanitario sin restricciones, al cese inmediato de la violencia y a la rendición de cuentas por crímenes de guerra.

Sin embargo, las negociaciones de paz permanecen estancadas, y la impunidad sigue siendo la norma. Más de 15.000 civiles han muerto, y millones de personas están desplazadas o refugiadas en países vecinos como Chad y Egipto.

Constataciones finales

La guerra en Sudán ha trascendido el campo de batalla para convertirse en una tragedia humanitaria que desafía la respuesta global. El conflicto ha destruido no sólo infraestructuras, sino también el tejido social, dejando a millones en la pobreza extrema, el hambre y la inseguridad.

Las fuerzas en pugna no sólo se disputan el poder, sino que han instrumentalizado la violencia y la crisis para consolidar sus posiciones, sin reparar en el sufrimiento que causan.

La comunidad internacional enfrenta un dilema: la complejidad política no puede convertirse en excusa para la indiferencia. La urgencia es clara y las necesidades, sencillas: acceso a alimentos, medicinas, protección y educación para los millones de sudaneses atrapados en este coliseo de tragedias.

En este escenario, la esperanza reside en la resistencia de las víctimas, la valentía de quienes informan desde el frente y la presión sostenida para que se abra una vía hacia la paz y la reconstrucción.

Sólo con un compromiso firme y coordinado se podrá evitar que Sudán siga siendo un escenario donde la guerra y la hambruna escriban la historia de sus gentes.