
Un escenario de contrastes se dibuja en el panorama empresarial chileno a noviembre de 2025, donde las ganancias reportadas por grandes compañías muestran un juego de luces y sombras que invita a una lectura más allá de los números inmediatos. SMU, matriz de Unimarc y Alvi, anunció una ganancia trimestral que se cuadruplicó, alcanzando $32.613 millones entre julio y septiembre, impulsada principalmente por resultados no operacionales derivados de ventas y leaseback de activos. Esta maniobra financiera, junto con una estrategia enfocada en rentabilidad y reducción de ventas de bajo margen, permitió a SMU mejorar su margen bruto pese a una caída en ingresos del 3% en el año.
En contraste, CMPC sufrió una caída del 77% en sus utilidades trimestrales, con US$34 millones reportados tras un desplome en los precios internacionales de celulosa y un mercado global marcado por sobrecapacidad y competencia feroz, especialmente desde China. La diversificación interna de CMPC muestra una baja en el peso relativo de la celulosa, mientras que Softys gana terreno, aunque en un contexto de mercados regionales complejos y estancamiento del consumo.
Simultáneamente, CCU reportó una reducción cercana al 50% en sus ganancias trimestrales, afectada por la ausencia de ingresos extraordinarios del año anterior y un entorno de baja dinamismo en la industria de bebidas en Chile. Sin embargo, la empresa mantiene un crecimiento en volumen en sus operaciones internacionales, con particular aumento en Argentina y Bolivia, lo que matiza el escenario local.
En el ámbito tecnológico, la narrativa es diferente y más optimista. Entel registró un crecimiento del 11,6% en sus ganancias acumuladas a septiembre, apoyado en un aumento de ingresos por servicios móviles y fijos, tanto en Chile como en Perú. Su interés por la eventual adquisición de activos de Telefónica en Chile subraya una estrategia de expansión y consolidación en el mercado regional.
A nivel global, las grandes tecnológicas continúan sorprendiendo. Nvidia, Microsoft, Amazon y Alibaba mostraron resultados sólidos, con un fuerte impulso de la inteligencia artificial y la nube como motores clave de crecimiento. Nvidia destacó con un aumento del 59% en sus ganancias anuales, mientras Alibaba reportó un beneficio neto atribuido que creció 77,6% en su primer trimestre fiscal, gracias a su apuesta por IA y servicios en la nube.
En el sistema previsional chileno, las AFP evidencian un desempeño en alza: las utilidades de las siete administradoras crecieron 16% a septiembre, sustentadas en mayores ingresos por comisiones y una mejor rentabilidad de los multifondos que incrementó el encaje. La rentabilidad real de los fondos A, B, C y D superó a la del año anterior, reflejando condiciones de mercado más estables y positivas.
Perspectivas y voces en pugna:
Desde una mirada empresarial tradicional, la caída de utilidades en sectores como celulosa y bebidas alcohólicas se atribuye a factores externos —precios internacionales, competencia china, y volatilidad cambiaria— que generan incertidumbre y obligan a reconfigurar estrategias. Desde el punto de vista de las AFP y el sector tecnológico, el optimismo se basa en la innovación y la gestión eficiente de activos, que parecen ofrecer un contrapeso a los sectores más golpeados.
Sin embargo, críticos advierten que el crecimiento en las utilidades de SMU, sustentado en operaciones no operacionales, podría ocultar vulnerabilidades en el negocio minorista tradicional, especialmente frente a cambios en el consumo y la competencia digital.
En el plano político y social, este escenario plantea interrogantes sobre la distribución de la riqueza generada, la sustentabilidad de los modelos de negocio y el impacto en el empleo y la calidad de vida de los trabajadores y consumidores.
Conclusiones a la vista:
El 2025 exhibe un Chile empresarial en plena transformación, donde la tecnología y la gestión financiera avanzada marcan la pauta de crecimiento, mientras sectores tradicionales enfrentan desafíos estructurales y de mercado. La coexistencia de estos fenómenos invita a una reflexión profunda: la economía chilena no es un bloque homogéneo, sino un mosaico de trayectorias divergentes que requieren políticas públicas y empresariales adaptadas y una ciudadanía informada para entender sus implicancias.
Este análisis, basado en reportes oficiales y declaraciones de ejecutivos, subraya la necesidad de mirar más allá de los titulares y comprender las fuerzas que moldean el presente y futuro económico del país.