Unicef ha denunciado que Israel mantiene bloqueada la entrada de un millón de jeringas destinadas a la vacunación de menores en la Franja de Gaza, un territorio que, tras años de conflicto y la ofensiva militar de 2023, enfrenta una crisis sanitaria sin precedentes. Desde agosto de este año, estos insumos esenciales no han podido cruzar los controles israelíes, afectando la campaña de vacunación que comenzó el 9 de noviembre y que busca inmunizar a 40.000 niños menores de tres años. Además, se ha reportado el bloqueo en la entrada de leche de fórmula para lactantes, agravando la situación de vulnerabilidad de la población infantil.
Este episodio se inserta en un contexto de tensión y desgaste prolongado. Antes de la guerra, la tasa de vacunación en Gaza alcanzaba un 98%, cifra que hoy ha caído por debajo del 70% debido a la destrucción o daño grave de una treintena de centros de salud. La campaña de vacunación, en tres fases previstas hasta enero de 2026, enfrenta el desafío logístico de obtener no solo las jeringas, sino también los equipos de refrigeración necesarios para conservar las vacunas.
Desde la perspectiva israelí, el bloqueo se justifica en términos de seguridad nacional. La ofensiva contra Gaza, que se extendió por más de dos años y culminó en un alto el fuego frágil, ha llevado a que las autoridades israelíes mantengan un férreo control sobre el flujo de bienes hacia el enclave, temiendo que ciertos materiales puedan ser desviados para fines militares o terroristas. La reciente solicitud judicial para confiscar embarcaciones de la flotilla humanitaria que intentó romper el bloqueo naval subraya esta postura, al acusar vínculos de Hamas con estas iniciativas.
Por otro lado, organismos internacionales y grupos humanitarios advierten que esta política ha profundizado la crisis humanitaria. Ricardo Pires, portavoz de Unicef, declaró: "Es muy complicado que estos objetos pasen los controles, pero esta intervención de emergencia es vital para reconstruir el sistema sanitario gazatí". La falta de insumos básicos no solo pone en riesgo la salud inmediata de miles de niños, sino que también compromete la recuperación a largo plazo de un sistema sanitario devastado.
En Gaza, la destrucción física va de la mano con el bloqueo de recursos. La BBC reportó recientemente que la mayor parte de la infraestructura de la Ciudad de Gaza está en ruinas, con amplias zonas cubiertas de escombros y pocas señales de recuperación visible. La guerra dejó más de 68.000 muertos y decenas de miles de heridos, con hospitales y centros de salud entre los objetivos más afectados.
Las voces palestinas denuncian que la población civil paga el precio de esta estrategia militar. La escasez de vacunas y alimentos infantiles se suma a la falta de acceso a servicios básicos y a la incertidumbre de un futuro aún incierto, en un territorio donde el control está dividido y la presencia de milicias armadas persiste.
En Israel, mientras tanto, la reducción gradual de reservistas y la gestión del alto el fuego apuntan a una transición hacia una fase menos violenta del conflicto, aunque con tensiones latentes. La entrega de cuerpos de rehenes fallecidos y la búsqueda de acuerdos para la estabilización de Gaza reflejan la complejidad y la fragilidad de esta etapa.
Este caso evidencia la profunda intersección entre seguridad, política y derechos humanos en un conflicto que parece no encontrar salida fácil. La negativa o dificultad para permitir el paso de insumos médicos básicos como las jeringas no es solo un dato logístico, sino un símbolo de las barreras que enfrentan las poblaciones civiles atrapadas en la guerra.
Verdades y consecuencias
- El bloqueo prolongado de insumos médicos esenciales ha reducido drásticamente la capacidad de vacunación infantil en Gaza, con un impacto directo en la salud pública.
- La justificación israelí basada en seguridad no ha logrado evitar la crisis humanitaria, sino que ha generado un debate sobre los límites del bloqueo y la protección de civiles.
- La reconstrucción del sistema sanitario en Gaza dependerá no solo del fin de las hostilidades, sino también de la apertura sostenida de corredores humanitarios y del compromiso internacional.
En definitiva, la historia del bloqueo de jeringas y leche infantil en Gaza no es solo un capítulo más del conflicto israelí-palestino, sino un espejo de cómo las decisiones políticas y militares afectan vidas concretas y marcan el futuro de generaciones enteras.
2025-11-05