
El drama de La Reina que conmocionó a Chile en octubre pasado ha dejado al descubierto un entramado familiar marcado por la codicia, la traición y la violencia extrema. El 18 de octubre de 2025, el fotógrafo Eduardo Cruz-Coke y sus dos hijos mellizos de 17 años fueron encontrados asesinados en su domicilio de calle La Cañada, en La Reina. Lo que en un principio se manejó como un parricidio con posterior suicidio, rápidamente cambió de rumbo ante inconsistencias y nuevas evidencias.
La investigación de la Fiscalía Metropolitana Oriente, apoyada por la Brigada de Homicidios de la PDI, reveló que el móvil del crimen estaría ligado a un conflicto económico familiar. Eduardo, su hermana Trinidad Cruz-Coke y el cuñado de ambos, Jorge Ugalde Parraguez, compartían una sociedad familiar que controlaba propiedades por cerca de mil millones de pesos, incluyendo un terreno en La Reina y dos departamentos en Santiago. Tras la muerte de sus padres en 2017 y 2022, la redistribución de bienes desató tensiones profundas.
Según la Fiscalía, "la negativa de Eduardo a vender el terreno fue el detonante de un conflicto que escaló hasta la violencia extrema".
Jorge Ugalde fue formalizado y está en prisión preventiva, acusado como autor material del triple homicidio. Su esposa y hermana de las víctimas, Trinidad, figura como imputada por posible coautoría o autoría intelectual, aunque aún no ha sido detenida.
Una declaración clave de Carolina Grillet, exesposa de Eduardo y madre de los mellizos, reveló un intento previo de asesinato mediante envenenamiento ocurrido en noviembre de 2024. Eduardo la llamó desesperado: 'La Trinidad me trató de matar, me envenenó, ven a ayudarme'. Tras consumir un postre que le entregó Jorge, Eduardo sufrió síntomas de intoxicación, pero no pudo costear exámenes para denunciar.
Además, el comportamiento de Trinidad tras el crimen generó suspicacias: no asistió al funeral de sus sobrinos ni de su hermano, y durante el interrogatorio policial realizó ejercicios de yoga, alegando un dolor de espalda, lo que fue interpretado como una actitud distante y poco convencional.
Desde la perspectiva judicial, la Fiscalía sostiene que se trató de un hecho "planificado con alevosía y premeditación". Sin embargo, defensores legales de Trinidad y Jorge han cuestionado la solidez de las pruebas, apelando a la presunción de inocencia y a la necesidad de mayores peritajes.
En el ámbito social, el caso ha abierto un debate sobre la fragilidad de los lazos familiares en contextos de disputas económicas, y cómo el dinero puede corromper relaciones que parecían inquebrantables.
La tragedia en La Reina es un recordatorio brutal de cómo la ambición y el resentimiento pueden desencadenar actos atroces dentro del núcleo familiar. Las investigaciones aún continúan, con análisis toxicológicos y peritajes en curso que podrían esclarecer detalles aún ocultos.
Este caso plantea interrogantes sobre la gestión de herencias millonarias en familias chilenas, la prevención de conflictos y la necesidad de mecanismos legales y sociales que mitiguen estas tensiones antes de que deriven en violencia.
Mientras tanto, la sociedad observa, consternada, cómo la búsqueda de justicia avanza lentamente, y cómo tres vidas jóvenes y prometedoras fueron apagadas en medio de una disputa que pudo haberse resuelto lejos del horror.
Fuentes: Meganoticias, BioBioChile, La Tercera, Fiscalía Metropolitana Oriente, declaraciones exclusivas de familiares.