Un vidrio blindado que no solo protege, sino que también divide. Así se podría resumir la escena que marcó la última semana de campaña presidencial en Chile antes de la primera vuelta del 17 de noviembre. La polémica medida de seguridad adoptada por José Antonio Kast en un acto en Viña del Mar, y la reacción de Evelyn Matthei, se convirtieron en un símbolo de la tensión política, la percepción de amenaza y las estrategias de imagen que atraviesan a la derecha chilena en su pugna por La Moneda.
El lunes 4 de noviembre, Kast apareció detrás de un vidrio blindado durante su discurso en Viña del Mar, decisión que generó sorpresa y críticas, especialmente desde su principal competidora en Chile Vamos, Evelyn Matthei. Kast evitó explicar públicamente las razones, limitándose a decir que "las medidas de seguridad no se comentan, se ejercen" y que "miedo no tengo".
Sin embargo, al día siguiente, Rodolfo Carter, candidato a senador y coordinador de seguridad del republicano, rompió el silencio y entregó un relato que busca contextualizar la medida: 'existen amenazas creíbles y concretas contra Kast, siendo probablemente el político con mayor riesgo en Chile junto al presidente Boric'. Carter mencionó específicamente la presencia del Tren de Aragua en el norte y la peligrosidad inherente a enfrentar al narcotráfico y al terrorismo en la región.
Por su parte, Evelyn Matthei no tardó en capitalizar políticamente la situación. En el debate presidencial organizado por Anatel el lunes 11 de noviembre, lanzó un emplazamiento directo: 'Durante ocho años luché en contra del crimen organizado, la delincuencia y el comercio ilegal. No me escondí nunca detrás de un vidrio'. Su discurso buscó marcar una diferencia de estilo, apelando a la valentía y a la cercanía con la ciudadanía, mientras advertía que la seguridad no puede ser solo un "gobierno de emergencia" sino un proyecto con visión de futuro.
Este choque no fue solo entre dos candidatos, sino que expuso tensiones internas en la derecha. Kast, fiel a su estrategia, evitó confrontar directamente a Matthei y se mantuvo en un perfil bajo en el debate, mientras que Matthei se mostró más segura y directa, incluso criticando a otros rivales y defendiendo su trayectoria.
En paralelo, la candidata oficialista Jeannette Jara aprovechó para marcar distancia del gobierno de Gabriel Boric, enfatizando diferencias políticas y buscando despegar su candidatura de la administración actual, en un esfuerzo por consolidar su espacio en la centroizquierda.
La polémica del blindado y las críticas cruzadas reflejan una campaña presidencial marcada por la inseguridad como tema central, la percepción de riesgo real para los candidatos y la búsqueda de liderazgo en un escenario fragmentado y polarizado.
Desde la perspectiva de seguridad, la narrativa oficial subraya que Chile no está exento de amenazas propias de la región, donde la violencia organizada y el narcotráfico imponen riesgos reales. Sin embargo, la oposición interna en Chile Vamos muestra que las estrategias para enfrentar esta realidad no están exentas de disputas y cuestionamientos.
En palabras de Carter: "Enfrentar a los narcos no va a ser gratis, y es muy probable que el presidente que se atreva a hacer eso tenga un atentado en su vida". Esta afirmación, que no es menor, pone en primer plano la gravedad del contexto en que se desarrolla la campaña.
Por otro lado, Matthei propone un enfoque que combina dureza con cercanía, prometiendo "poner en la cárcel o en el cementerio" a organizaciones criminales como el Tren de Aragua, pero sin renunciar a políticas sociales y económicas para superar la inseguridad de manera integral.
Las consecuencias visibles de este episodio van más allá de la campaña electoral. La seguridad pública se instala como un eje ineludible, no solo para los candidatos sino para la ciudadanía, que observa con inquietud cómo la violencia organizada permea la política y la vida diaria.
Además, la disputa interna en la derecha chilena revela un escenario donde la competencia no es solo contra la izquierda, sino también entre estilos, liderazgos y estrategias que podrían definir la cohesión del bloque en la segunda vuelta.
Finalmente, la distancia que mantiene Jara respecto al gobierno Boric agrega un matiz adicional a la contienda, mostrando que incluso en la centroizquierda las alianzas y posicionamientos están en plena reconfiguración.
Verdades y consecuencias:
- La amenaza a candidatos presidenciales en Chile es un fenómeno real y documentado, que condiciona las medidas de seguridad y la dinámica política.
- La disputa entre Matthei y Kast no es solo personal, sino un reflejo de diferentes visiones sobre cómo enfrentar la inseguridad y construir liderazgo.
- La fragmentación y las tensiones internas en Chile Vamos pueden afectar su capacidad para consolidarse tras la primera vuelta.
- La percepción ciudadana sobre seguridad y valentía política está siendo moldeada por este episodio, con posibles impactos en la decisión electoral.
Este episodio, lejos de ser un mero capítulo de campaña, invita a reflexionar sobre cómo la violencia y el miedo se infiltran en la política chilena, y cómo los líderes emergentes se posicionan frente a un desafío que trasciende la retórica electoral y se ancla en la realidad cotidiana del país.