Ruptura diplomática entre Perú y México: asilo político y la fractura de una relación centenaria

Ruptura diplomática entre Perú y México: asilo político y la fractura de una relación centenaria
Internacional
América Latina
2025-11-11
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- Asilo político a Betssy Chávez desencadena ruptura diplomática.

- Acusaciones cruzadas entre ambos gobiernos por injerencia y persecución.

- Escalada histórica tras años de tensiones ideológicas y políticas.

Un choque inesperado entre dos países hermanos ha puesto en jaque una relación diplomática que parecía sólida tras dos siglos de coexistencia. El 3 de noviembre de 2025, el Gobierno de Perú anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con México tras confirmarse el asilo político otorgado a Betssy Chávez, ex primera ministra del cuestionado expresidente Pedro Castillo, refugiada en la residencia de la embajada mexicana en Lima. Esta decisión, que ha escalado en pocos días hasta la expulsión de diplomáticos y la declaración de persona non grata a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, es la culminación de un proceso que lleva años fermentándose en el trasfondo político de ambos países.

El origen: un asilo que desató la tormenta

Betssy Chávez, acusada de conspiración y rebelión por su presunta participación en el fallido autogolpe de Estado de diciembre de 2022, encontró refugio en la embajada mexicana en Lima tras haber sido liberada por un fallo constitucional en septiembre de 2025. México, con una tradición histórica de otorgar asilo a perseguidos políticos, defendió la medida argumentando que Chávez es víctima de una persecución política, postura que ha sido vehementemente rechazada por las autoridades peruanas.

El canciller peruano Hugo de Zela calificó la acción como un "acto inamistoso" y una "inaceptable injerencia" en los asuntos internos de Perú. Por su parte, México ha insistido en que el asilo es un derecho reconocido internacionalmente y que no debe ser interpretado como un gesto hostil.

Perspectivas encontradas: entre la defensa de la soberanía y la protección política

Desde el lado peruano, el Gobierno interino de José Jerí —quien asumió tras la vacancia de Dina Boluarte— ha adoptado una postura firme, evidenciada en la ruptura unilateral de relaciones y la expulsión de diplomáticos mexicanos. Para este sector, la protección de Chávez representa una violación al orden constitucional y una amenaza a la estabilidad democrática.

"Se trata de dos personas que están siendo objeto de un proceso judicial con todas las garantías y no son perseguidos políticos", afirmó De Zela, subrayando la necesidad de respetar la justicia interna.

En contraste, México, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum y el legado político de Andrés Manuel López Obrador, ha mantenido una narrativa de defensa a los derechos humanos y la protección de figuras políticas de izquierda perseguidas. La concesión de asilo a Chávez y la familia de Castillo, así como las críticas públicas a las autoridades peruanas, han profundizado la brecha.

Impactos regionales y consecuencias visibles

Esta crisis diplomática ha desatado repercusiones más allá de las capitales. Desde 2023, Perú ha impuesto visados a ciudadanos mexicanos, y aunque México consideró hacer lo mismo, desistió por razones económicas. La Alianza del Pacífico, impulsada en 2012 por ambos países junto a Chile y Colombia, se encuentra en una encrucijada, con Chile asumiendo la presidencia pro témpore en medio de las tensiones.

Además, la opinión pública peruana, según encuestas recientes, mayoritariamente apoya que Chávez enfrente la justicia en Perú, con hasta un 84% en Lima respaldando esta postura.

Voces ciudadanas y expertas

La sociedad peruana observa con preocupación cómo un conflicto diplomático se mezcla con la crisis política interna. Para algunos internacionalistas, como Óscar Vidarte, la ruptura es una muestra de la falta de compromiso con el derecho internacional y un síntoma de la polarización política que atraviesa la región.

"Hacernos respetar violando el derecho internacional; ser firmes rompiendo relaciones diplomáticas. Así de básicos son algunos de nuestros políticos. Y creen que decir esto es defender a México", señala Vidarte, evidenciando la disonancia cognitiva que atraviesa el debate.

Por otro lado, en México, los sectores aliados al oficialismo ven en la defensa de Castillo y Chávez un acto de solidaridad política y un cuestionamiento a lo que denominan persecución judicial en Perú.

Constataciones finales

La ruptura entre Perú y México es más que un episodio diplomático aislado. Es el reflejo de un enfrentamiento ideológico que ha calado en las instituciones, la política y la sociedad de ambos países. Tres años de tensiones acumuladas, desde el apoyo mexicano a Pedro Castillo hasta la concesión del asilo a Betssy Chávez, han erosionado un vínculo histórico que parecía inquebrantable.

Las consecuencias son palpables: relaciones congeladas, confianza quebrada y un futuro incierto para la cooperación regional. La única esperanza para un respiro en este conflicto parece estar en el cambio de mando previsto en Perú para 2026, cuando una nueva administración podría buscar recomponer los puentes.

Mientras tanto, el escenario diplomático se mantiene en un estado de tensión que invita a la reflexión sobre los límites del asilo político, la soberanía nacional y la responsabilidad internacional en un mundo cada vez más polarizado.