
En la antesala de la elección presidencial del próximo 16 de noviembre, el último debate organizado por Anatel dejó en evidencia una pugna que trasciende los discursos inmediatos y se instala en la arena política con miras a la segunda vuelta. El 11 de noviembre de 2025, en un escenario marcado por la tensión y la estrategia, José Antonio Kast (Republicanos) y Jeannette Jara (PC) consolidaron sus posiciones como los principales contendores, mientras alcaldes oficialistas de la Región Metropolitana salieron a respaldar públicamente a Jara, rechazando las críticas lanzadas por el abanderado de derecha.
Joel Olmos, alcalde de La Cisterna, Paulina Bobadilla, alcaldesa de Quilicura, y Mauro Tamayo, alcalde de Cerro Navia, enviaron una carta al presidente Gabriel Boric exigiendo más seguridad, un tema que Kast aprovechó para criticar a Jara durante el debate. Sin embargo, lejos de distanciarse, estos jefes comunales ratificaron su apoyo a la candidatura de Jara, destacando la coherencia y profundidad de sus propuestas en materia de seguridad pública.
Olmos enfatizó en redes sociales que su carta planteaba demandas concretas: más policía en barrios, fin al secreto bancario, control de armas y expropiación de bienes de narcotraficantes, proyectos que coinciden con la agenda de Jara. “Kast y la derecha prefieren seguir obstruyendo leyes e indultar a violadores de derechos humanos”, afirmó, apuntando a la polarización que atraviesa el debate.
Por su parte, Bobadilla subrayó que “seguridad no es espectáculo, es gestión, reforma y presencia del Estado”, en clara alusión a la retórica de Kast, a quien calificó de “vende humo” por carecer de propuestas claras. Tamayo, en tanto, defendió la capacidad de Jara para enfrentar la crisis de seguridad desde una perspectiva integral que incluye educación, espacios públicos y desarrollo social, más allá del control policial.
Desde la vereda republicana, Kast mantiene firme su discurso de ruptura frente a lo que denomina una continuidad de un “mal gobierno” representado por Jara y el oficialismo. En declaraciones posteriores al debate, Kast insistió en que las preguntas sobre derechos humanos deben responderlas quienes están en el gobierno, en alusión a la administración actual.
Sobre la consulta que le hizo Jara respecto a su evasión en temas de DD.HH., Kast replicó que “las preguntas hoy las tiene que contestar el gobierno porque estamos en una crisis profunda en seguridad, empleo, salud, educación y vivienda”. Además, defendió el giro hacia el centro que atribuye a Boric, destacando un cambio en su discurso y acciones, como el respeto a Carabineros, que antes era cuestionado.
Kast también desestimó las acusaciones de uso de bots en su campaña, declarando que “actuamos de frente, no necesitamos bots ni agresión verbal o física”, en un intento por limpiar su imagen ante críticas de Jara y otros candidatos.
El análisis político posterior al debate destaca que tanto Jara como Kast adoptaron un perfil conservador y calculado, evitando riesgos innecesarios y centrando sus intervenciones en consolidar su base electoral. El académico Tomás Duval señaló que ambos “fueron conservadores y eso es de manual”, buscando mantener su posición en la recta final sin caer en confrontaciones que beneficien a terceros.
Este enfoque se traduce en un duelo entre continuidad y cambio, donde Jara representa la defensa y ajuste del actual modelo gubernamental, mientras Kast se posiciona como la alternativa que promete romper con ese legado. Sin embargo, las voces desde la centroizquierda, como la del exsenador Guido Girardi, relativizan el riesgo de un gobierno de Kast, enfatizando que la elección no significará un quiebre radical para Chile.
La dinámica política que se ha desplegado en estos días previos a la elección presidencial muestra un escenario polarizado pero con matices que reflejan tensiones internas y estratégicas en ambos bloques. Los alcaldes oficialistas que respaldan a Jara evidencian que la gestión local sigue siendo un bastión clave para la candidata, mientras Kast apela a un electorado que demanda cambio y respuestas contundentes a la crisis multidimensional que vive el país.
La narrativa del debate y los intercambios públicos demuestran que las elecciones de noviembre no solo definirán un liderazgo, sino también la dirección que tomará Chile en materia de seguridad, derechos humanos y políticas sociales. El pulso entre continuidad y cambio será, sin duda, el eje que marcará el camino a La Moneda.
Fuentes consultadas incluyen BioBioChile, La Tercera y análisis de El País Chile, que aportan una visión plural y contrastada sobre el proceso electoral y sus protagonistas.