Corte Suprema de EE. UU. rechaza desafío al matrimonio igualitario: el final de una batalla con ecos aún latentes

Corte Suprema de EE. UU. rechaza desafío al matrimonio igualitario: el final de una batalla con ecos aún latentes
Internacional
Estados Unidos
2025-11-11
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- Confirmación judicial que reafirma la vigencia del matrimonio igualitario a nivel nacional.

- Choque cultural y político entre derechos civiles y libertad religiosa.

- Impacto social y legislativo en un país polarizado, con consecuencias visibles en la agenda LGBTQ+.

El pasado 10 de noviembre, la Corte Suprema de Estados Unidos emitió un fallo definitivo que rechazó el último intento de anular la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, vigente desde 2015 tras el histórico caso Obergefell v. Hodges. Este desenlace pone fin a una saga judicial que ha confrontado valores en pugna: la igualdad de derechos civiles versus las interpretaciones de la libertad religiosa.

Kim Davis, exfuncionaria del condado de Kentucky, fue la figura central de este litigio. Se negó a procesar matrimonios igualitarios alegando convicciones religiosas, lo que derivó en demandas, condenas y una multa millonaria. Su caso, que llegó hasta la máxima instancia judicial, buscaba no solo anular su sanción sino, de manera más ambiciosa, revertir la jurisprudencia que consagra el matrimonio igualitario en todo el territorio estadounidense.

Desde distintas perspectivas, la resolución ha sido leída con matices. Para defensores de los derechos LGBTQ+, como Jim Obergefell, demandante original y símbolo del movimiento, el fallo es un triunfo que confirma la igualdad y la no discriminación como pilares constitucionales. 'Esta negativa a revisar el caso demuestra que la justicia no retrocederá ante quienes buscan imponer creencias personales sobre derechos civiles fundamentales', afirmó en entrevista reciente.

Por otro lado, sectores conservadores y religiosos, representados por la defensa de Davis y organizaciones como Liberty Counsel, mantienen que la sentencia Obergefell v. Hodges fue un error judicial que viola la libertad de conciencia y que la batalla legal continuará en otras instancias y estados. Su argumento central es que el derecho a la objeción religiosa debe proteger a los funcionarios públicos que se niegan a actuar contra sus creencias.

Este enfrentamiento judicial no es un hecho aislado. En 2022, la misma Corte Suprema, con mayoría conservadora, revocó la protección nacional al aborto, lo que abrió una ola de legislaciones restrictivas en varios estados. La preocupación de activistas y analistas es que el matrimonio igualitario podría enfrentar presiones similares en el futuro, especialmente en estados con gobiernos ultraconservadores, donde ya se han introducido más de 600 proyectos de ley anti-LGBTQ+ en 2025, aunque la mayoría aún no se convierten en ley.

La Corte Suprema, con su decisión, también envió un mensaje claro sobre la separación entre la función pública y las creencias individuales. Los jueces rechazaron que los funcionarios puedan usar sus convicciones religiosas como excusa para incumplir la ley y afectar derechos reconocidos constitucionalmente.

En el terreno social, esta resolución consolida un escenario en que la igualdad matrimonial es norma federal, pero no elimina tensiones culturales profundas. En comunidades y regiones donde la oposición persiste, la convivencia sigue marcada por debates y resistencias que reflejan la polarización del país.

Finalmente, esta historia judicial deja lecciones sobre el equilibrio entre derechos, libertades y responsabilidades en una democracia compleja. Mientras algunos sectores ven en la sentencia una garantía de derechos y justicia, otros la perciben como un desafío a sus convicciones más arraigadas.

La batalla legal por los derechos civiles en Estados Unidos continúa, pero con esta decisión, la Corte Suprema ha reafirmado que el matrimonio igualitario es una realidad indiscutible en el marco legal nacional, con consecuencias que seguirán moldeando la política y la sociedad estadounidense en los años venideros.