
El retorno de Lime a Chile y América Latina no es un simple regreso, sino un acto de osadía en un escenario donde la micromovilidad se ha convertido en un terreno de batalla reñido. En 2020, Lime decidió abandonar varios países latinoamericanos para concentrarse en sus mercados más rentables, Estados Unidos y Europa, manteniendo sin embargo su presencia en Chile. Este movimiento, que en su momento fue interpretado como un repliegue estratégico, hoy se revela como el preludio de una nueva fase de expansión y competencia.
Desde abril de 2024, bajo la dirección del mexicano Federico Recke, Lime ha impulsado un ambicioso plan para recuperar y ampliar su cuota en la región. Actualmente, la empresa factura cerca de US$700 millones anuales a nivel global y proyecta una apertura a bolsa en 2026. En Chile, la apuesta se traduce en una expansión territorial: de operar inicialmente sólo en Las Condes, ahora están presentes en San Miguel y proyectan llegar a Viña del Mar y otras comunas antes de fin de año.
Este avance no ocurre sin tensiones. La competencia con Whoosh, que domina con una cuota de mercado estimada en 90% en el Gran Santiago, representa un desafío directo. Recke reconoce la competencia, aunque no revela cifras concretas sobre la participación de Lime en Chile. Mientras tanto, la renovación de flota con scooters Gen4, más grandes y con asiento, busca ofrecer una experiencia diferenciada y más cómoda para los usuarios.
Desde la perspectiva de los usuarios y sectores urbanos, la llegada de Lime representa una oportunidad para diversificar las opciones de movilidad sostenible en ciudades congestionadas y con problemas de transporte público. Sin embargo, también se plantean cuestionamientos sobre la regulación, el orden público y la convivencia en el espacio público, temas que han generado debate en comunas como Las Condes y San Miguel.
En el plano empresarial, analistas destacan que la apuesta de Lime por Chile responde a factores como la estabilidad económica y la apertura para hacer negocios, además del creciente interés por la micromovilidad en el país. No obstante, advierten que la rentabilidad del negocio aún está en evaluación, dado que el sector enfrenta desafíos estructurales, desde la infraestructura hasta la cultura de uso.
Finalmente, el retorno de Lime y su expansión en Chile y América Latina evidencian una transformación en el mercado de la micromovilidad, que va más allá de la simple oferta de scooters eléctricos. Se trata de un pulso entre modelos de negocio, regulación y hábitos urbanos, donde los ganadores serán aquellos que logren equilibrar innovación, rentabilidad y aceptación social.
Verdades y consecuencias:
- Lime no se fue de Chile en 2020, lo que le permitió mantener un pie firme para su reingreso regional.
- La competencia con actores locales está lejos de resolverse y marcará la dinámica del sector en los próximos años.
- La renovación tecnológica y la expansión territorial son apuestas clave para consolidar su posición.
- La regulación y la aceptación social serán factores decisivos para la sostenibilidad del negocio y su impacto urbano.
Este episodio invita a observar con distancia cómo se juega esta partida, que no solo es empresarial, sino también urbana y cultural, en la que cada comuna y usuario tiene voz y voto.
2025-11-08