El huracán Melissa deja una estela de destrucción y muerte en Jamaica y el Caribe: la lenta reconstrucción tras la tormenta del siglo

El huracán Melissa deja una estela de destrucción y muerte en Jamaica y el Caribe: la lenta reconstrucción tras la tormenta del siglo
Actualidad
Conflictos sociales
2025-11-12
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- Devastación masiva: casas sin techo, infraestructura crítica dañada y más de medio millón sin electricidad.

- Desesperación y saqueos: comunidades aisladas sobreviven entre escombros, con acceso limitado a ayuda.

- Peligros inesperados: cocodrilos a la deriva suman amenaza en zonas inundadas de Jamaica.

El huracán Melissa irrumpió en Jamaica a fines de octubre de 2025 como la tormenta más potente en la historia registrada de la isla, alcanzando categoría 5 y vientos cercanos a los 300 km/h. El 29 de octubre, Melissa tocó tierra en el suroeste jamaicano, azotando con lluvias torrenciales, marejadas ciclónicas de hasta cuatro metros y vientos devastadores. La isla quedó sumida en la oscuridad, con más de 530.000 usuarios sin electricidad, y carreteras bloqueadas por inundaciones y árboles caídos. El primer ministro Andrew Holness declaró todo el país “zona catastrófica”, anticipando daños generalizados.

Un país en ruinas y en busca de respuestas

En la parroquia de St. Elizabeth, epicentro del impacto, la escena fue dantesca: viviendas sin techos, autos volcados, postes eléctricos derribados y calles convertidas en ríos. “Toda la ciudad de Black River está devastada”, afirmó el alcalde local Richard Solomon, describiendo un paisaje que parecía salido de una película apocalíptica. La ausencia de electricidad y las comunicaciones casi nulas dejaron aisladas a muchas comunidades, retrasando la evaluación de daños y la llegada de ayuda.

La desesperación llevó a episodios de saqueos en supermercados y farmacias, donde la población, enfrentada a la falta de alimentos y agua, se vio obligada a tomar lo que podía entre los escombros. “No fuimos egoístas, teníamos que dar comida a los demás”, relató Demar Walker, uno de los afectados.

Voces encontradas: entre la solidaridad y la crítica

El gobierno jamaicano y las fuerzas de seguridad desplegaron operativos para restablecer el orden y distribuir suministros, mientras organizaciones internacionales y países como Estados Unidos y Reino Unido anunciaban ayuda humanitaria y equipos de rescate. Sin embargo, la lentitud en la llegada de la ayuda generó críticas de la sociedad civil y de líderes comunitarios, que denunciaron la precariedad de la infraestructura y la falta de preparación para un desastre de esta magnitud.

Por otro lado, sectores rurales y agricultores alertaron sobre la devastación de cultivos y la pérdida de ganado, que amenazan la seguridad alimentaria a mediano plazo. “Nuestras cosechas están perdidas, incluso los animales”, explicó un habitante de Montego Bay.

Amenazas inesperadas: cocodrilos a la deriva

A la tragedia climática se sumó un peligro poco habitual: el desplazamiento de cocodrilos americanos fuera de sus hábitats naturales, debido a las inundaciones. La Autoridad Sanitaria Regional del Sureste emitió alertas para mantener a la población, especialmente niños y mascotas, alejados de aguas inundadas, ante la posibilidad de encuentros con estos reptiles. Esta amenaza añadió un elemento de miedo y precaución en una población ya al límite.

El Caribe en conjunto: un balance trágico

Más allá de Jamaica, el huracán Melissa causó graves daños y pérdidas humanas en Haití —donde un río desbordado dejó al menos 30 muertos y decenas de desaparecidos—, República Dominicana, Cuba y Bahamas. En Cuba, más de 735.000 personas fueron evacuadas preventivamente, mientras el presidente Miguel Díaz-Canel reconocía daños cuantiosos y un escenario complejo para la recuperación.

La ONU y otras agencias internacionales han movilizado recursos por millones de dólares para asistir a las regiones afectadas, pero la magnitud del desastre y las dificultades logísticas plantean un desafío enorme para la reconstrucción.

Constataciones finales

Melissa ha demostrado ser una tormenta sin precedentes para Jamaica y el Caribe, dejando heridas visibles y profundas en la infraestructura, la economía y la vida de las comunidades. La tragedia expuso la vulnerabilidad de las islas ante eventos climáticos extremos y la necesidad urgente de fortalecer sistemas de prevención, respuesta y resiliencia.

El relato de los sobrevivientes, el contraste entre la solidaridad y la desesperación, y la complejidad de los daños —materiales y humanos— revelan que la recuperación será una maratón larga y difícil. Además, la presencia de amenazas inesperadas como los cocodrilos a la deriva recuerda que los desastres naturales generan efectos colaterales que requieren atención multidimensional.

Mientras el Caribe intenta levantarse, Melissa queda inscrita como un recordatorio trágico de que el cambio climático y la fragilidad de las infraestructuras exigen un compromiso global y regional más decidido para proteger a las poblaciones más expuestas.

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Fuentes consultadas: BBC News Mundo, La Tercera, El País, Reuters, Naciones Unidas, autoridades locales jamaicanas y organismos internacionales de ayuda humanitaria.