El Papa León XIV nombra a Andrés Ferrada obispo de Chillán: un giro para la Iglesia chilena en tiempos de debate

El Papa León XIV nombra a Andrés Ferrada obispo de Chillán: un giro para la Iglesia chilena en tiempos de debate
Actualidad
Iglesia Católica
2025-11-12
Fuentes
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- Nombramiento inesperado de un clérigo con fuerte experiencia vaticana.

- Tensión entre tradición y modernidad en la Iglesia chilena.

- Encuentros y desafíos que marcan el rol de la Iglesia en la sociedad actual.

En un movimiento que ha capturado la atención de la comunidad católica chilena y de observadores internacionales, el papa León XIV designó a monseñor Andrés Gabriel Ferrada Moreira como nuevo obispo de la Diócesis de Chillán. El nombramiento se oficializó el 1 de noviembre de 2025, tras una trayectoria que lo llevó desde Santiago hasta los pasillos del Vaticano, donde ejerció como secretario del Dicasterio para el Clero y miembro de otros importantes dicasterios.

Un pastor con sello romano y chileno

Andrés Ferrada, nacido en Santiago y ordenado presbítero en 1999, se formó con rigor académico y espiritual en Roma, donde obtuvo un doctorado en Teología Bíblica. Su carrera se ha desarrollado entre la docencia en la Universidad Católica de Chile y la gestión eclesiástica en la Santa Sede. 'El Santo Padre León XIV ha querido dar a la Diócesis de San Bartolomé de Chillán un nuevo Pastor y me ha elegido para esa misión', afirmó Ferrada tras su nombramiento. Este perfil, que combina formación teológica profunda y experiencia administrativa en el Vaticano, abre un capítulo distinto para la Iglesia en Ñuble.

Perspectivas encontradas en la sociedad y la Iglesia

El nombramiento ha generado reacciones diversas que reflejan las tensiones actuales en la Iglesia chilena. Desde sectores conservadores, se valora la continuidad con la tradición y el énfasis en la evangelización y el cuidado pastoral, tal como lo expresó el cardenal Fernando Chomalí durante recientes encuentros con el papa León XIV: 'Nuestra misión es evangelizar y siempre tener presente a los más débiles, desde la fecundación hasta la muerte natural, incluyendo a migrantes y personas en situación vulnerable.'

Por otro lado, voces progresistas dentro y fuera de la Iglesia observan con atención si Ferrada podrá contribuir a la renovación institucional y el diálogo con temas sociales complejos que han marcado la agenda pública, como los derechos humanos, la memoria histórica y las políticas de inclusión. La reciente visita del Presidente Gabriel Boric al Vaticano y su encuentro con el papa, donde abordaron asuntos como los abusos en la Iglesia y la agenda valórica del Gobierno, muestran un escenario en que la Iglesia chilena se encuentra en una encrucijada entre tradición y cambio.

El contexto de un nombramiento con peso simbólico

Este nombramiento ocurre en un momento clave para la Iglesia Católica en Chile, que sigue enfrentando las consecuencias de escándalos de abusos y una creciente secularización social. La elección de un obispo con experiencia internacional y formación teológica rigurosa puede interpretarse como una apuesta del Vaticano por fortalecer la institucionalidad eclesiástica y su presencia en regiones históricamente sensibles como Ñuble.

Además, la llegada de Ferrada coincide con la canonización de nuevos santos latinoamericanos por parte del papa León XIV, que busca revitalizar la identidad católica en la región, y con la agenda de derechos humanos y justicia social que el Gobierno chileno ha puesto en primer plano en sus relaciones internacionales, incluyendo su diálogo con el Vaticano.

Constataciones finales

La designación de Andrés Ferrada como obispo de Chillán es más que un simple cambio de autoridades religiosas: es un reflejo de las tensiones y esperanzas que atraviesan la Iglesia chilena y su rol en la sociedad contemporánea. Su liderazgo será observado tanto por quienes buscan la continuidad de la tradición como por quienes exigen reformas y mayor apertura social. El desafío de Ferrada será navegar estas aguas con la fidelidad que promete y la sensibilidad que la realidad actual exige, en un escenario donde la Iglesia, más que nunca, debe demostrar su capacidad para dialogar y acompañar a todos los sectores de la sociedad chilena.