Elecciones presidenciales 2025: un debate que desnuda la fractura social y política del país

Elecciones presidenciales 2025: un debate que desnuda la fractura social y política del país
Actualidad
Política
2025-11-12
Fuentes
www.latercera.com elpais.com elpais.com www.elinformadorchile.cl www.latercera.com cooperativa.cl cooperativa.cl www.df.cl elpais.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.cnnchile.com www.24horas.cl elpais.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com

- Ocho candidatos, ocho visiones enfrentadas sobre seguridad, derechos sociales y memoria histórica.

- Polarización extrema que refleja las tensiones no resueltas de la sociedad chilena.

- Discursos cargados de acusaciones y reproches, con pocas concesiones y mucha teatralidad.

A menos de una semana de la primera vuelta presidencial, el último debate organizado por ARCHI dejó en claro que Chile vive un momento de profunda fractura política y social. El 11 de noviembre de 2025, los ocho candidatos a La Moneda se midieron en un escenario donde cada palabra, cada gesto y cada silencio parecieron parte de una tragedia colectiva que expone las heridas abiertas del país.

Un escenario de confrontaciones sin filtros

Desde el inicio, el debate mostró a una derecha dividida entre la ultraderecha de José Antonio Kast y la derecha tradicional representada por Evelyn Matthei, mientras que la izquierda oficialista con Jeannette Jara intentó marcar distancia del gobierno de Gabriel Boric y del Partido Comunista, al que pertenece. En el centro, figuras como Harold Mayne-Nicholls y Marco Enríquez-Ominami buscaron diferenciarse, aunque con escasa resonancia.

“Las medidas de seguridad no se comentan, miedo no tengo”, fue la frase que marcó a Kast, quien apostó por un discurso duro y de mano dura, enfatizando la inseguridad ciudadana como el principal problema del país. Sin embargo, su uso de un vidrio antibalas en un acto público y su evasión a preguntas sobre temas sensibles como el aborto y el cierre de Punta Peuco generaron críticas incluso dentro de sus rivales.

Por otro lado, Matthei sorprendió con un fuerte cuestionamiento a Kast y defendió su experiencia en salud y vivienda, aunque su discurso valórico, en especial sobre la pena de muerte y su polémico video rap, abrieron flancos vulnerables en su campaña. “No me escondí nunca detrás de un vidrio”, replicó a Kast, en una escena que mostró la tensión entre ambas derechas.

La izquierda en busca de legitimidad y distancia

Jeannette Jara, la candidata que ha debido navegar entre la militancia comunista y las demandas de la centroizquierda, intentó desmarcarse del gobierno de Boric y de la cúpula de su partido. “Yo habría saludado a Milei de pie”, dijo en referencia al presidente argentino, en un gesto simbólico para mostrar autonomía.

Su defensa de las reformas sociales y críticas a la derecha contrastaron con sus dificultades para responder a cuestionamientos sobre el aborto y las diferencias internas en su comando, evidenciando una campaña marcada por la tensión entre coherencia ideológica y pragmatismo político.

Los outsiders y la búsqueda del centro

Harold Mayne-Nicholls y Marco Enríquez-Ominami representaron el centro y la independencia, pero sus intervenciones estuvieron marcadas por la falta de propuestas contundentes y la dificultad para captar la atención en un debate dominado por la polarización.

Mayne-Nicholls enfrentó acusaciones públicas y tuvo que aclarar su voto en el plebiscito de 1988, lo que dañó su imagen de outsider confiable. Enríquez-Ominami criticó sin tregua a sus contrincantes pero sin ofrecer un camino claro para Chile.

Voces ciudadanas y el eco de la fractura

La ciudadanía, observadora y expectante, percibe en este debate la expresión de una sociedad dividida, donde los discursos confrontacionales y las acusaciones cruzadas parecen reflejar más un coliseo de gladiadores que un diálogo constructivo. Las demandas por seguridad, justicia social, memoria histórica y gobernabilidad se entrecruzan sin resolverse.

Constataciones y consecuencias

El último debate presidencial no solo mostró las diferencias programáticas y personales entre los candidatos, sino que dejó al desnudo la profunda polarización que atraviesa Chile. La fragmentación de la derecha, la tensión interna en la izquierda y la presencia de figuras outsider que no logran consolidar una alternativa clara anticipan un escenario electoral incierto.

Además, la campaña ha estado marcada por la desinformación y la presencia de campañas digitales agresivas, que han aumentado la desconfianza y la ansiedad social.

En definitiva, este debate confirma que la elección del 16 de noviembre será mucho más que una simple definición política: es un reflejo de las luchas simbólicas y reales que han configurado y siguen configurando el Chile contemporáneo. El desafío para cualquiera de los candidatos que asuma el poder será, entonces, encontrar un camino que permita recomponer los vínculos sociales y políticos profundamente dañados.

---

Fuentes: La Tercera, El País Chile, análisis de expertos políticos y observadores sociales.