
En el escenario global de la APEC 2025, el Presidente Gabriel Boric emergió como una voz crítica frente al resurgimiento del proteccionismo liderado por Estados Unidos bajo la sombra de Donald Trump. El 30 de octubre, durante su participación en Corea del Sur, Boric cuestionó abiertamente las políticas arancelarias y comerciales que privilegian el aislamiento y la imposición unilateral de reglas. Su llamado fue claro: “Es mucho mejor colaborar que humillar, aprender del otro que aplastar al otro”, una frase que condensó su apuesta por un comercio internacional basado en el respeto mutuo y el Estado de Derecho.
El discurso de Boric no solo refleja una posición nacional, sino que se inserta en un debate global donde las potencias oscilan entre abrir mercados y cerrarlos para proteger intereses internos. Por un lado, la administración Trump ha reimpulsado un modelo que prioriza aranceles y barreras, buscando fortalecer la producción doméstica estadounidense a costa de tensiones comerciales. Por otro, figuras como Boric abogan por un multilateralismo renovado, donde tratados y alianzas estratégicas —como el TLC con Corea del Sur— sean la base para el desarrollo sostenible y equitativo.
Desde el prisma político, esta tensión divide a la comunidad internacional: países emergentes y bloques regionales ven en la cooperación una vía para sortear la incertidumbre económica, mientras sectores conservadores en EE.UU. y algunos países desarrollados insisten en políticas proteccionistas que, según sus argumentos, defienden empleos y soberanía.
En Chile, la postura de Boric ha generado adhesión en sectores progresistas y empresariales que buscan estabilidad y apertura en los mercados internacionales. “Este llamado a la cooperación nos posiciona mejor en un mundo fragmentado y nos abre puertas para la innovación y el comercio verde,” señala Karla Flores, directora de InvestChile.
Sin embargo, no faltan críticas desde la derecha política y algunos gremios industriales que temen que la apertura sin restricciones pueda exponer a la economía chilena a desequilibrios y competencia desleal. La disonancia refleja un país que aún debate su rol en la economía global, entre la integración y la protección de sectores vulnerables.
A dos semanas del evento, la cumbre APEC dejó en evidencia que la disputa entre proteccionismo y cooperación no se resolverá pronto. El esperado encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping, marcado por tensiones comerciales y geopolíticas, confirmó que el tablero mundial está en constante reajuste.
Para Chile, el desafío será navegar estas aguas con pragmatismo y visión estratégica. La apuesta de Boric por el respeto mutuo y el fortalecimiento de alianzas regionales podría consolidar un camino hacia un comercio más justo y sostenible, pero requerirá también manejar las voces internas que exigen cautela y protección.
“La política comercial no es solo números, es una cuestión de confianza y respeto entre países,” concluye el canciller Alberto van Klaveren, sintetizando la tensión entre ideales y realidades.
En definitiva, la disputa en APEC 2025 no fue solo un choque de políticas, sino un espectáculo donde se puso en juego el futuro del comercio global y el lugar que Chile quiere ocupar en él. La tragedia y la oportunidad están en la misma arena: la cooperación puede ser la salida, pero la división y el proteccionismo siguen acechando en las sombras.
2025-11-07