El príncipe Andrés pierde su título nobiliario y abandona Windsor: un desenlace tardío para un escándalo persistente

El príncipe Andrés pierde su título nobiliario y abandona Windsor: un desenlace tardío para un escándalo persistente
Internacional
Europa
2025-11-12
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- Renuncia forzada a títulos y privilegios reales tras años de controversia.

- Presión pública y política que desbordó los muros de Buckingham.

- Impacto simbólico sobre la monarquía británica y sus límites.

El 30 de octubre de 2025 marcó un antes y un después en la historia reciente de la monarquía británica. El Palacio de Buckingham anunció formalmente que el príncipe Andrés, hermano del rey Carlos III, perdería su título de príncipe y tendría que abandonar la residencia oficial en Windsor, el Royal Lodge. Este desenlace, largamente esperado, no solo se trata de un golpe personal para Andrés, sino que expone el desgaste institucional y la compleja relación entre la Corona y la opinión pública en el Reino Unido.

El camino hacia la caída

La crisis se desencadenó tras la publicación póstuma de las memorias de Virginia Giuffre, víctima del financiero Jeffrey Epstein, en las que acusaba al príncipe de abusos sexuales cuando ella era menor de edad. A pesar de las constantes negaciones de Andrés, la presión mediática y social no cesó. La renuncia previa del duque de York a sus títulos y privilegios parecía un intento de contener el daño, pero solo fue el preludio de la medida más drástica.

Diversas voces, un debate polarizado

Desde la perspectiva política, Stephen Flynn, líder del Partido Nacional Escocés, exigió al gobierno británico una acción contundente para despojar a Andrés de todos sus títulos, argumentando que "las víctimas de Epstein saben que la decisión es la correcta". Sin embargo, figuras del Partido Laborista y Conservador han mostrado reticencias a involucrar al Parlamento en asuntos de la familia real, apelando a la tradición y a la autonomía interna de la monarquía.

En el plano ciudadano, el escándalo ha erosionado la confianza en la institución, especialmente tras revelarse que Andrés disfrutaba del uso gratuito del Royal Lodge desde 2003, pagando una renta simbólica de "un grano de pimienta" al año. Robert Jenrick, destacado miembro de los tories, expresó su "hartazgo" y pidió que el príncipe deje la vida pública y los fondos públicos definitivamente.

La monarquía bajo escrutinio

Este episodio subraya la tensión entre la imagen dignificada de la Corona y la necesidad de rendición de cuentas ante la sociedad moderna. El uso de propiedades públicas para fines personales, la gestión de títulos nobiliarios y la respuesta institucional a acusaciones graves evidencian un modelo que enfrenta un desafío profundo.

Constataciones finales

La pérdida del título nobiliario y la salida del príncipe Andrés de Windsor son hechos consumados que reflejan un cambio en los límites de la impunidad dentro de la familia real. No obstante, la controversia también deja en evidencia la fragilidad de una institución que, aunque revestida de tradición, debe adaptarse a las demandas contemporáneas de transparencia y justicia.

El caso Andrés es una tragedia pública que ha puesto en jaque a la Corona, revelando que los privilegios, incluso los más antiguos, pueden y deben ser cuestionados cuando chocan con la ética y la opinión ciudadana. La monarquía británica, en su intento por preservar su legado, se enfrenta ahora a la tarea de reconstruir su legitimidad en un mundo que ya no tolera silencios ni medias verdades.