Estados Unidos reactiva pruebas nucleares: un pulso global que reaviva temores y alianzas fracturadas

Estados Unidos reactiva pruebas nucleares: un pulso global que reaviva temores y alianzas fracturadas
Internacional
Conflictos
2025-11-12
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- Reanudación de pruebas nucleares tras más de tres décadas de moratoria.

- Tensiones diplomáticas entre Estados Unidos, Rusia y China, con acusaciones cruzadas.

- Debate global sobre desarme y estabilidad estratégica en un mundo fragmentado.

Un viejo espectro vuelve a la palestra mundial. El 30 de octubre de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump anunció la reanudación inmediata de las pruebas nucleares, poniendo fin a una moratoria que se mantenía desde 1992. Este movimiento no solo remueve las cenizas de la Guerra Fría, sino que también desata un complejo juego de acusaciones, defensas y estrategias entre las potencias nucleares contemporáneas.

El pulso de las potencias: Trump, Putin y Pekín en el centro del ring

Desde Washington, Trump ha justificado la medida como una respuesta a las supuestas pruebas secretas de Rusia y China, señalando que 'Rusia está llevando a cabo pruebas y China también, pero no hablan de ello'. Sin embargo, desde Pekín, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, desmintió categóricamente estas acusaciones, reafirmando el compromiso chino con la moratoria y la política de no ser los primeros en usar armas nucleares. 'China honra su compromiso con la moratoria sobre las pruebas nucleares y espera que Estados Unidos se ciña a sus obligaciones bajo el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT)', señaló Mao, en un mensaje que busca mantener la estabilidad estratégica.

Por su parte, Moscú ha adoptado una posición ambivalente. Aunque ha ratificado el CTBT en el pasado, en 2023 el presidente Vladimir Putin revocó esa ratificación y ha insistido en que las recientes pruebas de armamento, como el supertorpedo Poseidón, no constituyen detonaciones nucleares. Este juego de definiciones técnicas y políticas subraya la tensión latente en el tablero internacional.

Entre la desnuclearización y la provocación: discursos que se cruzan

En una reciente matización, Trump ha declarado que la reanudación de las pruebas busca fomentar la desnuclearización, especialmente involucrando a China y Rusia en negociaciones multilaterales. 'Me gustaría ver desnuclearización... algo de lo que estamos hablando con Rusia y queremos añadir a China si lo hacemos', afirmó, intentando suavizar un anuncio que ha generado alarma global.

No obstante, esta narrativa coexiste con la realidad palpable de una escalada armamentista. Estados Unidos cuenta con un arsenal estimado en más de 5.200 ojivas nucleares, mientras que Rusia posee alrededor de 5.450 y China 600. La opacidad sobre las capacidades y la voluntad de modernizar estos arsenales alimenta la incertidumbre y la desconfianza.

Voces divergentes y el impacto regional

Desde la comunidad internacional, las reacciones son encontradas. Organizaciones de desarme y expertos en seguridad advierten sobre el riesgo de una nueva carrera armamentista que podría socavar décadas de esfuerzos para limitar la proliferación nuclear. En contraste, sectores políticos en Estados Unidos defienden la medida como necesaria para mantener la paridad estratégica y disuadir amenazas emergentes.

En América Latina, la noticia ha reactivado debates sobre la necesidad de reforzar los tratados regionales de no proliferación y la urgencia de promover una agenda global de paz y seguridad que incluya a todos los actores relevantes.

Constataciones finales: un mundo en tensión y la fragilidad del equilibrio nuclear

El anuncio de Trump y la respuesta de China y Rusia evidencian que la moratoria nuclear, aunque formalmente vigente, está en jaque. La última prueba nuclear de Estados Unidos fue en 1992, mientras que China y Rusia han evitado detonaciones desde mediados de los 90. Sin embargo, la modernización de arsenales y el desarrollo de nuevos sistemas de armas nucleares mantienen viva la amenaza.

Este escenario plantea preguntas cruciales: ¿Es posible avanzar hacia la desnuclearización en un contexto de desconfianza mutua y competencia estratégica? ¿Qué papel jugarán las instituciones multilaterales y los tratados internacionales en la prevención de una escalada peligrosa? ¿Cómo responderán las regiones no nucleares a un mundo que parece volver a mirar con preocupación el espectro atómico?

La tragedia está servida en este coliseo global, donde las potencias exhiben su poderío y la humanidad observa, expectante y vulnerable, el desenlace de un enfrentamiento que podría definir el futuro de la seguridad internacional.