
Un llamado que resonó más allá del estrado: el 30 de octubre de 2025, el presidente Gabriel Boric inauguró en Seúl un seminario empresarial Chile-Corea, invitando a los empresarios surcoreanos a participar en lo que definió como los "nuevos motores de crecimiento" para Chile, tales como el litio, el hidrógeno verde, la electromovilidad y la economía digital. Este evento marcó un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, con promesas de mayor inversión y cooperación tecnológica.
En un mundo donde las reglas del comercio internacional están siendo puestas en jaque, el mandatario chileno no esquivó la crítica hacia Estados Unidos y sus políticas arancelarias, enfatizando la necesidad de respetar el Estado de Derecho y el Derecho Internacional. "Creemos en el respeto de los contratos, en que es mucho mejor colaborar que humillar", afirmó Boric, aludiendo a las tensiones comerciales que afectan a América Latina y al Pacífico.
Desde el oficialismo, este acercamiento con Corea es visto como una apuesta audaz para diversificar la economía chilena y acelerar la transición energética. La ministra de Energía, en conversación con expertos, destacó que "la alianza con Corea puede catapultar a Chile hacia un liderazgo en energías renovables y tecnología limpia". Sin embargo, sectores de oposición advierten sobre los riesgos de una excesiva dependencia de capitales y tecnologías extranjeras, cuestionando si Chile está preparado para asumir los costos sociales y ambientales que pueden derivar de esta integración.
En las regiones productoras de litio, como Antofagasta, las comunidades han expresado una mezcla de esperanza y escepticismo. Organizaciones sociales han señalado que "la invitación a invertir debe ir acompañada de garantías claras para la protección ambiental y la participación ciudadana". Por otro lado, empresarios locales valoran la oportunidad de inserción en cadenas globales, aunque reconocen que el desafío será equilibrar desarrollo con sustentabilidad.
Desde la visita de Boric, se han firmado memorandos para cooperación tecnológica y se han iniciado negociaciones para proyectos conjuntos en hidrógeno verde, con Corea aportando su experiencia en innovación y Chile sus recursos naturales. No obstante, las inversiones concretas tardarán en materializarse, y expertos subrayan la necesidad de fortalecer la institucionalidad y la transparencia para evitar conflictos futuros.
La invitación de Boric a los empresarios coreanos representa un movimiento estratégico que busca posicionar a Chile en la vanguardia de la economía verde y digital. Sin embargo, esta jugada se juega en un tablero global inestable y en un país que aún debate su rumbo económico y social.
La tensión entre la apertura al mundo y la protección de intereses nacionales, entre la urgencia de crecer y la necesidad de cuidar el territorio, configura un desafío que no tiene respuestas fáciles. Lo cierto es que, más allá de las palabras y los acuerdos preliminares, el futuro de esta alianza dependerá de cómo se gestionen las expectativas y los riesgos en los próximos años.
Chile se encuentra ante un escenario de oportunidades y desafíos, donde el diálogo plural y la participación activa de todos los actores serán claves para que esta apuesta no termine siendo un salto al vacío, sino un paso firme hacia un desarrollo sostenible y equitativo.
2025-11-05
2025-11-07