La disputa sobre el Plan Nacional para detenidos desaparecidos: ¿búsqueda o venganza?: Matthei y el debate que reaviva heridas históricas

La disputa sobre el Plan Nacional para detenidos desaparecidos: ¿búsqueda o venganza?: Matthei y el debate que reaviva heridas históricas
Actualidad
Política
2025-11-12
Fuentes
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- Controversia política entre derecha y centroizquierda sobre la memoria histórica.

- Tensión social que revive debates sobre derechos humanos y justicia.

- Impacto regional con propuestas divergentes sobre museos y políticas públicas.

Un choque que trasciende el calendario electoral. El Plan Nacional para la búsqueda de detenidos desaparecidos, impulsado por la actual administración, ha entrado en una fase de debate intenso y polarizado tras las declaraciones de Evelyn Matthei, candidata de la derecha, quien calificó esta iniciativa como 'en realidad no es búsqueda, es venganza'. Esta frase, pronunciada el 30 de octubre, no solo reavivó las heridas de la dictadura y la transición, sino que también puso en primer plano la dificultad de construir consensos en torno a la memoria y la justicia en Chile.

Cronología y contexto: El Plan Nacional fue lanzado con la intención de avanzar en la identificación y localización de detenidos desaparecidos, un tema que ha marcado la historia reciente del país desde el fin de la dictadura. Sin embargo, el proceso ha sido criticado por sectores conservadores que lo ven como un instrumento de persecución política. Matthei, en entrevista con Cooperativa, sostuvo que el plan 'funcionaría bastante distinto de lo que está funcionando' en un eventual gobierno suyo, y que el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) debe ser reconstruido porque, según ella, se ha dedicado a 'perseguir a los carabineros'.

Diversidad de perspectivas: Desde la izquierda y organizaciones de derechos humanos, el plan es visto como una reparación necesaria y un compromiso con la verdad y la justicia. Para ellos, cuestionar la búsqueda es desconocer el sufrimiento de miles de familias y el legado de impunidad. Por otro lado, sectores de derecha y centro, representados por Matthei y sus aliados, advierten sobre un uso político del tema que podría exacerbar divisiones sociales y generar un clima de confrontación.

En el plano regional, la disputa también se refleja en proyectos culturales. Mientras el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago sigue consolidándose como un espacio de reflexión, la propuesta de construir un museo similar en Concepción fue descartada por Matthei, quien afirmó que 'no vamos a construir uno nuevo, como quieren en Concepción'. Esta decisión abre un debate sobre la descentralización de la memoria histórica y el reconocimiento de las víctimas en distintas zonas del país.

Voces ciudadanas y sociales: Entre la población, estas declaraciones han generado reacciones encontradas. Familias de víctimas y organizaciones sociales expresan preocupación por la posible minimización de las violaciones a los derechos humanos, mientras que algunos sectores valoran la necesidad de un enfoque más equilibrado que evite revanchismos.

Verdades y consecuencias: A un mes de las declaraciones, es posible constatar que el debate sobre el Plan Nacional no solo es un reflejo de la polarización política, sino también un espejo de las tensiones sociales que persisten más de cuatro décadas después del fin de la dictadura. La memoria y la justicia siguen siendo campos de batalla simbólicos donde se enfrentan narrativas diversas y a veces irreconciliables.

La búsqueda de detenidos desaparecidos, más allá de las críticas, continúa siendo un imperativo ético y legal para Chile. Sin embargo, la forma en que se realice —su institucionalidad, alcance y enfoque— determinará en gran medida si contribuye a sanar heridas o a profundizar divisiones. En este escenario, la pluralidad de voces y la transparencia serán esenciales para evitar que el recuerdo se convierta en un instrumento de odio o exclusión.

El desafío para el país es, entonces, encontrar un camino que permita reconocer el pasado con justicia, sin caer en la trampa de la revancha, pero tampoco en la indiferencia. Como dijo Matthei, 'tenemos que salvar a nuestro país' de un clima de odio y violencia que puede terminar en cualquier cosa. La pregunta que queda es si las fuerzas políticas y sociales estarán a la altura de ese llamado.