El choque entre Ossandón y Kast por la Biblioteca del Congreso: un pulso por el control político del poder legislativo

El choque entre Ossandón y Kast por la Biblioteca del Congreso: un pulso por el control político del poder legislativo
Actualidad
Política
2025-11-12
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- Conflicto abierto entre Manuel José Ossandón y Felipe Kast por el nombramiento a dedo del director de la Biblioteca del Congreso Nacional.

- Acusaciones de mentiras y falta de transparencia en el Senado, con un cruce público que expone fracturas internas de la derecha.

- Implicancias institucionales sobre cómo se dirimen cargos clave en el Poder Legislativo y el impacto en la confianza ciudadana.

El pasado 5 de noviembre, la Cámara Alta fue escenario de un enfrentamiento que trascendió la rutina parlamentaria para convertirse en un verdadero duelo político entre dos figuras emblemáticas de la derecha chilena: Manuel José Ossandón (RN) y Felipe Kast (Evópoli). El motivo fue el nombramiento de Ignacio Rodríguez como director de la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN), hecho que desató acusaciones cruzadas, recriminaciones y una discusión en torno a la transparencia y la legitimidad en la designación de cargos públicos.

El 5 de noviembre de 2025, Ignacio Rodríguez fue nombrado en comisión de servicio y por un plazo máximo de dos años como director de la BCN, tras la salida de Diego Matte Palacios. Este último había protagonizado una serie de polémicas que tensionaron su relación con la Comisión de Constitución de la Cámara y con los presidentes de ambas ramas del Congreso.

Desde Evópoli, el senador Luciano Cruz-Coke expresó su molestia porque, según él, el presidente del Senado, Ossandón, había prometido una reunión para discutir el sucesor de Matte, pero el nombramiento se realizó sin convocatoria ni concurso público. “Se está nombrando a una persona a dedo”, acusó Cruz-Coke, enfatizando que Matte accedió al cargo tras un proceso transparente y que ahora se quebrantaba esa lógica.

Felipe Kast fue aún más directo en su crítica, señalando que Ossandón había mentido al asegurar que se realizaría una reunión de comité antes del nombramiento: “Usted directamente mintió la semana pasada. Usted nos dijo que iba a citar a reunión de comité antes de nombrar a cualquier persona. Están las grabaciones, este tema se trató.” Kast exigió que se convocara inmediatamente a dicha reunión, evidenciando la tensión que se respiraba en la sala.

Ossandón respondió con dureza, rechazando las acusaciones y defendiendo la legitimidad de su decisión: “A mí no me tratan de mentiroso gratis. Yo no defiendo a mis amigos. Este es el pecado que cuando se ponen amigos por acuerdos políticos pasa esto. Así que yo se lo voy a mostrar en la sala, no en público, que estoy haciendo las cosas correctas y por eso estoy pagando la cuenta.” Además, aseguró estar dispuesto a transparentar todo y convocar a la reunión solicitada.

Este enfrentamiento no es solo un rifirrafe personal, sino que refleja una fractura más profunda dentro de la coalición de derecha. Por un lado, Ossandón representa una línea más tradicional y pragmática, que no duda en usar el control de cargos estratégicos para mantener influencia. Por otro, Kast y Evópoli reclaman mayor transparencia y procesos democráticos internos, que eviten la concentración de poder en figuras individuales.

El episodio ocurre en un contexto electoral tenso, con la segunda vuelta presidencial a la vuelta de la esquina y con la derecha buscando cohesión para enfrentar a la centroizquierda. La disputa pone en evidencia las dificultades para lograr unidad y la fragilidad de los acuerdos políticos en el Congreso.

Desde una mirada regional, este tipo de conflictos impacta en la percepción ciudadana sobre la institucionalidad y la calidad de la democracia chilena. La sensación de que cargos clave se asignan "a dedo" alimenta la desconfianza y la crítica hacia la clase política, un fenómeno que ha sido recurrente en encuestas de opinión pública.

En términos institucionales, la polémica abre el debate sobre la necesidad de normativas más claras y mecanismos que garanticen procesos meritocráticos y transparentes en el Poder Legislativo, especialmente para cargos técnicos y administrativos que, aunque poco visibles, tienen un rol clave en el funcionamiento del Congreso.

Así, este cruce entre Ossandón y Kast es más que un simple choque de egos: es un síntoma de las tensiones internas de la derecha chilena, un reflejo de la lucha por el control político en un momento crucial y una llamada de atención sobre la salud de las prácticas democráticas en las instituciones nacionales.

En definitiva, la historia confirma que la política chilena sigue siendo un escenario donde las promesas de transparencia y diálogo a menudo se enfrentan a las realidades del poder y la disputa, dejando al descubierto las contradicciones y desafíos que deben resolverse para fortalecer la confianza pública y la gobernabilidad.