
Héctor Noguera, fallecido a los 88 años el pasado octubre, dejó una huella imborrable en la televisión chilena y en la cultura nacional. Su carrera, que abarcó más de ocho décadas, se condensó en tres personajes televisivos que no solo entretuvieron, sino que también pusieron en escena las tensiones, prejuicios y esperanzas de distintas épocas del país.
Noguera falleció tras un agravamiento repentino de su salud, mientras aún participaba activamente en la teleserie "Aguas de Oro" (2025), donde interpretaba a Ernesto Ruiz-Tagle, un hombre que lucha por recuperar tierras ancestrales en un conflicto que remite a heridas históricas de Chile.
En 1996, Noguera dio vida a Federico Valdivieso, un hombre que aspira a la alcaldía de un pueblo pesquero en "Sucupira". Este personaje, que prometía mejoras como la creación del primer cementerio local, encarnó las complejidades de la política municipal y las tensiones sociales de los años 90, reflejando la precariedad laboral, la vivienda y la salud en zonas apartadas.
“No soy un alcalde, soy un actor que representa un papel. ¿Quién quieren que sea, alcalde, Héctor Noguera, el alcalde de Sucupira o los dos?”, dijo Noguera en una entrevista en 2020, aludiendo a la confusión entre su personaje y su persona, y a la influencia que llegó a tener en la opinión pública.
Cuatro años después, en el año 2000, Noguera interpretó a Melquíades Antich, el rey de la tribu gitana en "Romané", una teleserie ambientada en Mejillones que abordó la discriminación y la riqueza cultural del pueblo gitano en Chile.
"Romané" se convirtió en la tercera serie más exitosa del país y fue pionera en mostrar a esta comunidad con respeto y profundidad. La influencia de este rol fue tal que, en palabras de la influencer gitana Perla Ilich, fue la primera vez que la cultura gitana se mostró positivamente en la pantalla nacional.
“Tuve que aprender y estudiar muchas cosas sobre el pueblo gitano: el idioma, sus costumbres, todo. Jamás me imaginé que iba a hacer un personaje como este.”
En 2003, Noguera protagonizó "Machos", una serie que exploró las tensiones entre un patriarca conservador y sus siete hijos, con temas que iban desde la homosexualidad hasta los cambios sociales y de género en Chile.
Esta teleserie fue la segunda más vista en la historia nacional y se destacó por humanizar, en vez de ridiculizar, la homosexualidad, un avance significativo para la época.
“Hay algo muy original en Machos y es que es una teleserie protagonizada por ocho hombres, aunque hoy día sería funado”, reflexionó Noguera, reconociendo el cambio cultural que han vivido las audiencias.
El legado de Noguera no está exento de tensiones. Para sectores conservadores, personajes como Ángel Mercader representaron un espejo incómodo, mientras que para grupos progresistas, su trabajo fue un puente hacia el diálogo y la reflexión social. La diversidad de interpretaciones sobre sus roles refleja la complejidad de la sociedad chilena y su evolución en las últimas décadas.
En el ámbito político, la reacción del Presidente Gabriel Boric, quien interrumpió una actividad pública para visitar al actor en sus últimos días, evidenció el reconocimiento transversal a su aporte cultural y social.
Héctor Noguera no fue solo un actor; fue un cronista y un intérprete de las transformaciones sociales chilenas, capaz de encarnar personajes que desafiaron prejuicios y abrieron espacios de diálogo. Su compromiso con la educación y la cultura, junto con su presencia constante en la pantalla hasta poco antes de su muerte, consolidan su figura como un gigante de las artes escénicas nacionales.
Su obra invita a mirar la televisión no solo como entretenimiento inmediato, sino como un espacio para la reflexión profunda sobre la identidad, las tensiones sociales y los cambios culturales de Chile. En tiempos de noticias fugaces, su legado permanece como un recordatorio de la importancia de la narrativa con contexto y profundidad.