
Una tregua frágil y rota
El 10 de octubre de 2025 entró en vigor un alto el fuego en Gaza, mediado por Estados Unidos, con la promesa de liberar rehenes y cesar ataques. Sin embargo, en menos de un mes, la calma se deshizo: el 28 de octubre Israel lanzó una oleada de ataques, que según fuentes palestinas dejaron más de cien muertos, entre ellos 46 niños, y cientos de heridos. Israel justificó su ofensiva señalando ataques de Hamás contra sus soldados y la supuesta violación del acuerdo de alto el fuego. La respuesta internacional fue tibia y dividida: mientras Estados Unidos reafirmó el derecho de Israel a defenderse, Turquía denunció la violación del cese de hostilidades.
Perspectivas encontradas: cifras, responsabilidades y sufrimiento
El Ejército israelí reportó haber neutralizado a 30 combatientes de Hamás, mientras que la Defensa Civil palestina reportó cerca de 100 civiles muertos, incluyendo mujeres y niños. 'Estas masacres horribles se cometen ante la mirada silenciosa de la comunidad internacional', denunció Mahmud Basal, portavoz de Protección Civil en Gaza. Por su parte, Israel acusó a Hamás de usar a civiles como escudos y de impedir la recuperación de cuerpos de rehenes.
La zona de conflicto: más allá de la línea amarilla
En un análisis detallado de la BBC, se evidenció que Israel mantiene un control territorial en Gaza mucho más allá de la línea amarilla acordada en el alto el fuego, instalando marcadores y creando una suerte de zona de amortiguamiento que dificulta la movilidad de la población civil. Esta estrategia, según expertos consultados, busca aislar y proteger a Israel, pero aumenta la vulnerabilidad de los gazatíes, atrapados en un territorio cada vez más reducido y peligroso.
El costo humano y la resistencia cultural
Más allá de las cifras y las estrategias militares, la vida en Gaza sigue desplegándose en un escenario de tragedia y creatividad. Jóvenes cineastas palestinos, como Ala Damo y Nidal Damo, desafían el asedio y la guerra para documentar la realidad cotidiana, la pérdida y la esperanza. 'Israel trata una cámara como un kaláshnikov', señala Ala Damo, reflejando el riesgo constante que implica contar la historia desde Gaza.
Estas producciones, presentadas en festivales internacionales como El Gouna, buscan humanizar a una población que para muchos es solo un número en las estadísticas. 'Estos muertos tienen nombre, rostro y sueños', dice Rashid Masharawi, productor palestino, subrayando la guerra por la narrativa que se libra fuera de Gaza.
Diplomacia y tensiones regionales
Mientras tanto, las tensiones diplomáticas no ceden. Israel rechazó el despliegue de tropas turcas en Gaza, acusando al gobierno de Erdogan de hostilidad y apoyo a Hamás. La Autoridad Palestina enfrenta críticas por supuestos pagos a presos y terroristas, mientras la comunidad internacional se muestra dividida y muchas veces paralizada ante la escalada.
Verdades y consecuencias
Lo que emerge con claridad es que el alto el fuego, más que un acuerdo duradero, ha sido un respiro temporal en un conflicto que no encuentra solución. La violación reiterada de los acuerdos, la ampliación del control territorial israelí y la persistente violencia dejan a Gaza en una situación de extrema vulnerabilidad. Las heridas no solo son físicas sino también narrativas: la lucha por contar la historia de Gaza desde dentro es parte esencial de la resistencia.
Para los observadores críticos, la tragedia en Gaza no puede reducirse a números ni a propaganda. La complejidad de las posturas, el sufrimiento de la población civil y la fragmentación de la información exigen un análisis profundo y plural que vaya más allá del ciclo inmediato de noticias. Solo así se podrá comprender el verdadero costo humano y político de este conflicto que parece no tener fin.