Ataque suicida en Pakistán: doce muertos y la sombra del conflicto regional

Ataque suicida en Pakistán: doce muertos y la sombra del conflicto regional
Internacional
Asia
2025-11-12
Fuentes
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- Doce personas muertas y decenas heridas en un atentado suicida en Islamabad.

- El grupo Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), principal sospechoso, aunque sin reivindicación.

- Tensiones latentes entre Pakistán y Afganistán, con un telón de fondo de violencia y negociaciones fallidas.

Un estallido que no solo sacudió Islamabad, sino que reavivó un conflicto que parece enquistado en el tiempo. El 11 de noviembre de 2025, un atentado suicida frente a un tribunal de distrito en la capital paquistaní dejó al menos doce personas muertas y 27 heridas. El ataque, ocurrido en plena hora punta, no solo causó daños materiales significativos sino que volvió a poner en el centro del debate la persistente amenaza del grupo insurgente Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), que aunque no reivindicó la acción, es señalado como el probable responsable.

El ministro del Interior, Mohsin Naqvi, explicó que el atacante intentó ingresar al recinto judicial, pero al ser impedido detonó su carga explosiva cerca de una furgoneta policial. 'El atacante intentó entrar en el recinto del tribunal porque esperaba el momento oportuno para hacerlo. Despues, cuando llegó una furgoneta de la policía, atacó la furgoneta.' Esta dinámica muestra la determinación del agresor y la vulnerabilidad de espacios públicos altamente vigilados.

Desde la perspectiva de seguridad, el atentado exhibe la complejidad del desafío que enfrenta Pakistán. Fuentes de inteligencia consultadas por EFE indican que el TTP, grupo hermano ideológico de los talibanes afganos, mantiene bases y refugios en Afganistán, lo que dificulta su erradicación. Islamabad acusa a Kabul de proteger a estos insurgentes, una acusación que el gobierno de facto afgano niega, y que ha tensionado las relaciones bilaterales.

Este episodio no es un hecho aislado. En las semanas previas, la región ha experimentado una escalada de violencia y fricciones diplomáticas. El 25 de octubre, el ministro de Defensa paquistaní advirtió sobre una posible 'guerra abierta' si fracasan las conversaciones de paz con Afganistán. Dos semanas antes, ambos países acordaron un alto al fuego temporal de 48 horas, pero la fragilidad de estos acuerdos es evidente.

En contraste, India sufrió un atentado similar un día antes, el 10 de noviembre, cuando una explosión en un vehículo cerca del histórico Fuerte Rojo de Nueva Delhi causó ocho muertos y 24 heridos. Aunque las investigaciones continúan, la coincidencia temporal y geográfica alimenta la percepción de una escalada de violencia en el subcontinente.

Desde el punto de vista político, las reacciones no se han hecho esperar. En Pakistán, el gobierno ha reforzado las medidas de seguridad en áreas sensibles, pero también enfrenta críticas internas por la persistencia de estos ataques. Sectores políticos y sociales se dividen entre quienes demandan mano dura y quienes advierten sobre la necesidad de abordar las raíces del conflicto, incluida la situación en Afganistán y la marginalización de ciertas regiones dentro de Pakistán.

Para la sociedad civil, el atentado es un recordatorio brutal de la inseguridad cotidiana. 'La violencia nos ha arrebatado la tranquilidad, y la sensación de que ningún lugar es seguro', comenta un residente de Islamabad, que prefiere el anonimato.

En conclusión, este atentado suicida es más que un acto de terrorismo aislado: es la expresión visible de un entramado de conflictos regionales, políticos y sociales que siguen sin resolverse. La persistencia del TTP y la compleja relación entre Pakistán y Afganistán, sumadas a la inestabilidad en la región, configuran un escenario donde la violencia parece ser una constante. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras la población local vuelve a ser víctima de una tragedia que se repite sin que se vislumbre una solución definitiva.