Trinidad y Tobago respalda la operación antidrogas de EE.UU. y tensan las relaciones con Venezuela: un choque en el Caribe que trasciende lo militar

Trinidad y Tobago respalda la operación antidrogas de EE.UU. y tensan las relaciones con Venezuela: un choque en el Caribe que trasciende lo militar
Internacional
América Latina
2025-11-12
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- Apoyo firme de Trinidad y Tobago al despliegue militar estadounidense en el Caribe frente a Venezuela.

- Tensiones diplomáticas y económicas entre Trinidad y Tobago y Venezuela, con suspensión de acuerdos energéticos.

- Contrastes y críticas internas y regionales que reflejan una encrucijada geopolítica y de seguridad.

Un despliegue militar estadounidense en el Caribe, respaldado sin fisuras por Trinidad y Tobago, ha desencadenado una crisis diplomática con Venezuela y puesto en jaque la estabilidad regional.

Desde agosto de 2025, Estados Unidos ha desplegado en la región una flotilla sin precedentes desde la invasión de Panamá en 1989, con buques de guerra, aviones de combate y fuerzas especiales, en una operación que busca desarticular las redes de narcotráfico vinculadas al llamado "cartel de los soles" venezolano. Trinidad y Tobago, país insular ubicado a apenas 11 kilómetros de Venezuela, ha expresado un apoyo explícito y activo a esta operación. Su primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, ha justificado la alianza argumentando la incapacidad de su país para enfrentar solo la criminalidad y la influencia de los carteles en la región.

> "Las únicas personas que deberían preocuparse por la actividad militar de EE.UU. son aquellas que participan en o facilitan actividades delictivas. Los ciudadanos respetuosos de la ley no tienen nada que temer", afirmó Persad-Bissessar en agosto.

Este respaldo ha generado un choque frontal con Venezuela, cuyo gobierno de Nicolás Maduro acusa a Trinidad y Tobago de actuar como "portaaviones del imperio estadounidense" y ha respondido suspendiendo acuerdos energéticos bilaterales, especialmente en el estratégico Campo Dragón, que involucra la explotación conjunta de gas natural.

El 27 de octubre, Maduro anunció la suspensión del acuerdo energético y declaró persona non grata a la primera ministra trinitense, mientras que Caracas ha intensificado ejercicios militares en sus costas y denunciado una provocación coordinada con la CIA.

La respuesta de Trinidad y Tobago no se ha hecho esperar. Persad-Bissessar ordenó la detención y posible deportación de unos 200 inmigrantes venezolanos, medida que, aunque planificada con antelación, fue interpretada como un gesto en medio del pulso diplomático. Además, reiteró que no cederá ante presiones para abandonar la lucha contra el narcotráfico.

> "Estoy cansada de ver a nuestros ciudadanos asesinados y aterrorizados por la violencia de pandillas impulsada por el tráfico ilegal de drogas y armas. La seguridad y la felicidad de los ciudadanos de Trinidad y Tobago son mi principal preocupación", escribió en redes sociales.

Dentro de Trinidad y Tobago, el respaldo al despliegue militar ha provocado divisiones. El principal partido de oposición, Movimiento Nacional del Pueblo (PNM), calificó la decisión gubernamental como "desafortunada, imprudente y siniestra". A nivel regional, la mayoría de los países del Caricom expresaron su rechazo a la operación estadounidense, llamando a mantener el Caribe como una "zona de paz" y advirtiendo contra la introducción de recursos militares que podrían arrastrar a la región a conflictos ajenos.

Expertos internacionales advierten que, si bien la violencia armada y el narcotráfico son problemas reales en el Caribe, la estrategia militar estadounidense puede estar agravando la situación.

> "Hacer explotar embarcaciones en nuestras aguas caribeñas no resolverá el problema, ya que el origen del mismo es el tráfico ilegal de armas desde Estados Unidos", sostiene Emanuel Quashie, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de las Indias Occidentales.

Además, se han calificado los ataques como posibles ejecuciones extrajudiciales, lo que añade una capa de complejidad legal y ética a la operación.

Desde Washington, la Casa Blanca mantiene la presión contra Maduro y sus redes, pero la visita del destructor USS Gravely a Puerto España —con entrenamientos conjuntos con las fuerzas locales— ha profundizado la percepción de una militarización creciente en la zona.

¿Qué queda tras este choque?

La alianza entre Trinidad y Tobago y Estados Unidos ha tensado no solo las relaciones bilaterales con Venezuela, sino que ha abierto un debate regional sobre la soberanía, la seguridad y la estrategia frente al narcotráfico. La suspensión de acuerdos energéticos afecta no solo la economía de ambos países, sino también la cooperación en recursos naturales compartidos.

Por otro lado, la división en el Caricom y las críticas internas en Trinidad reflejan un Caribe dividido entre la necesidad de seguridad y la preservación de la autonomía regional.

Este escenario pone en evidencia que la lucha contra el narcotráfico en América Latina y el Caribe no puede ser abordada únicamente desde una perspectiva militar o unilateral. El equilibrio entre seguridad, respeto a la soberanía y diálogo regional aparece como un desafío mayúsculo para los próximos años.

En definitiva, el Caribe es hoy un tablero donde convergen intereses geopolíticos, económicos y sociales que obligan a repensar las alianzas y estrategias más allá del corto plazo y de la retórica inmediata, buscando soluciones que no profundicen las heridas ni el conflicto.

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Fuentes consultadas: BBC News Mundo, The New York Times, declaraciones oficiales de los gobiernos de Trinidad y Tobago, Venezuela y Estados Unidos, análisis de expertos en relaciones internacionales y seguridad regional.