
El aterrizaje definitivo de Molymet en Estados Unidos es más que una simple expansión: es un movimiento estratégico que pone a la empresa chilena en el centro de un tablero global donde los materiales críticos y las tensiones geopolíticas definen el juego.
En octubre de 2025, Molymet anunció la compra de Rhenium Alloys, una firma con más de 50 años en Ohio especializada en productos de molibdeno, tungsteno y renio, esenciales para sectores como la aeroespacial, semiconductores y defensa. Esta operación, acompañada por la creación de la filial Molymet Alloys en territorio estadounidense, representa una inversión inicial de US$40 millones y marca un salto cualitativo para la compañía, que hasta entonces sólo tenía presencia comercial en EE.UU.
Molymet controla aproximadamente un tercio del mercado occidental de molibdeno y un 25% del renio en Estados Unidos. Sin embargo, llegar a este mercado no ha sido sencillo. La empresa tuvo un intento fallido hace una década con Molycorp, una apuesta que terminó en quiebra y pérdidas millonarias para Molymet. Además, la compañía ha enfrentado desafíos arancelarios y regulatorios, en un país con políticas proteccionistas y una economía que ha puesto a los materiales críticos en el centro de su agenda estratégica.
Desde Molymet explican: 'Rhenium Alloys fue elegida porque posee capacidades únicas que complementan nuestra experiencia y potencian nuestra estrategia para avanzar en la cadena de valor, abriendo puertas a industrias de alta tecnología.'
Desde el mundo empresarial, la adquisición es vista como un paso necesario para que Molymet se consolide como un actor global en metales estratégicos, especialmente en un contexto donde la competencia por los materiales críticos se intensifica entre Estados Unidos, China y Europa.
Un analista del sector señala: 'Molymet está jugando en las grandes ligas. Esta compra no solo le permite acceder a clientes como la NASA y el Departamento de Defensa, sino que también le abre la puerta a la industria de semiconductores, clave en la tecnología del futuro.'
Sin embargo, voces críticas advierten que el camino no está libre de obstáculos. La política estadounidense, marcada por un proteccionismo creciente y tensiones comerciales, puede dificultar la integración y expansión de la nueva filial. Además, la experiencia previa con Molycorp evidencia los riesgos de entrar en mercados altamente competitivos y regulados.
Desde la perspectiva regional, el desembarco de Molymet en EE.UU. también refleja un cambio en la estrategia de las empresas chilenas, que buscan diversificar su presencia internacional más allá de los mercados tradicionales y aprovechar las oportunidades en sectores de alta tecnología.
La compra de Rhenium Alloys y la creación de Molymet Alloys en Estados Unidos no solo aumentan la capacidad productiva y tecnológica de la empresa, sino que también la posicionan como un socio relevante en el ecosistema global de materiales críticos.
Este movimiento confirma la apuesta de Molymet por productos de alto valor agregado y su intención de dejar atrás los intentos fallidos para enfocarse en un crecimiento sostenible y estratégico. No obstante, queda claro que la empresa deberá navegar con cautela en un contexto geopolítico complejo y regulaciones estrictas.
En definitiva, Molymet se enfrenta a un desafío de alto riesgo y alta recompensa, donde el éxito dependerá tanto de su capacidad interna para innovar y adaptarse como de factores externos que escapan a su control, como las políticas comerciales y las tensiones internacionales.
Este capítulo marca una nueva era para la empresa chilena, que ahora debe demostrar que su bajo perfil puede convertirse en una ventaja en un mercado donde la visibilidad y la influencia suelen ser moneda corriente.