Chile enfrenta elecciones presidenciales con voto obligatorio: incertidumbre y polarización en el coliseo democrático

Chile enfrenta elecciones presidenciales con voto obligatorio: incertidumbre y polarización en el coliseo democrático
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Elecciones
2025-11-12
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- Primera elección presidencial con voto obligatorio en Chile.

- Más de 15 millones convocados en un escenario de alta volatilidad electoral.

- Polarización marcada entre candidata comunista y ultraderechista, con una derecha fragmentada.

Un país dividido y un sistema electoral que estrena una nueva regla: el voto obligatorio. El domingo 16 de noviembre de 2025, más de 15 millones de chilenos están convocados a las urnas para elegir presidente y renovar el Congreso. Por primera vez desde el retorno a la democracia, el sufragio es obligatorio para todos los mayores de 18 años, un cambio que ha alterado la dinámica política y social del país.

El voto obligatorio y su sombra de incertidumbre

Este sistema, reinstaurado tras una década de voto voluntario, busca aumentar la participación y legitimar el proceso democrático. Sin embargo, la participación masiva trae consigo un electorado más volátil y menos ideologizado, según estudios del Panel Ciudadano de la Universidad de Desarrollo (UDD). La inclusión forzada de ciudadanos poco interesados o desencantados con la política ha generado un escenario impredecible, donde la decisión puede definirse en el último minuto.

"El votante obligado es menos consistente, menos ideológico y paradójicamente más decisivo", señala Juan Pablo Lavín, gerente general del Panel Ciudadano-UDD. En este grupo destacan dos perfiles: el "votante retraído", apático y antipolítico, y el "votante movilizado", con raíces en las protestas sociales pero desencantado con las instituciones.

La polarización en la papeleta presidencial

El duelo parece concentrarse entre la candidata comunista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast. Jara, respaldada por el oficialismo, enfrenta el peso de su militancia en un país que aún recuerda con recelo las experiencias socialistas en la región. Su desafío no solo es pasar a segunda vuelta —algo que las encuestas previas sugerían probable— sino convencer a una mayoría social que ha mostrado escepticismo hacia el gobierno actual.

En el otro extremo, Kast capitaliza la preocupación ciudadana por la seguridad y el orden, con un discurso que ha sabido modular para ganar terreno electoral. Las encuestas lo colocan como favorito para disputar la segunda vuelta, con un respaldo cercano al 20%.

La derecha tradicional, representada por Evelyn Matthei, ha quedado relegada a un tercer lugar, debilitada por la irrupción de nuevas fuerzas radicales, como el Partido Nacional Libertario de Johannes Kaiser, quien incluso ha expresado abiertamente su apoyo a un hipotético golpe de Estado, lo que ha generado polémica y división.

Voces desde la ciudadanía y las regiones

En regiones fuera del Gran Santiago, el electorado obligatorio tiende a ser más conservador y masculino, según análisis de Javiera Arce, politóloga de la Universidad Católica de Chile. La fragmentación regional y socioeconómica se refleja en la volatilidad del voto, con sectores populares que podrían inclinarse hacia discursos populistas o antipolíticos.

Por otro lado, el voto extranjero, que incluye a casi 900.000 personas con derecho a sufragio, especialmente migrantes venezolanos, añade una variable compleja. Estudios indican que este grupo muestra una mayor inclinación hacia la derecha, motivada por el rechazo a modelos socialistas similares al venezolano.

Consecuencias y aprendizajes del proceso

El voto obligatorio ha elevado la participación a niveles históricos, pero también ha expuesto la fragilidad de las identidades políticas y la confianza en las instituciones. La alta tasa de indecisos, que en algunos estudios supera el 20%, y el aumento en votos nulos y en blanco en elecciones recientes, reflejan un electorado dividido y desconfiado.

El desafío para Chile es cómo canalizar esta diversidad y volatilidad en un proceso democrático que no solo sea legítimo en números, sino también en calidad y representatividad. La polarización extrema entre dos polos antagónicos, la incertidumbre sobre el comportamiento de los nuevos votantes y la fragmentación de la derecha presagian un balotaje tenso y definitorio para el rumbo del país.

En definitiva, esta elección presidencial es un espejo de las tensiones sociales, económicas y culturales que atraviesan Chile, y un test para su democracia en un momento histórico marcado por la inclusión forzada y la búsqueda de consenso.

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Fuentes: análisis de France 24, El País Chile, La Tercera, Panel Ciudadano UDD, Colegio Médico, Carabineros de Chile, y entrevistas a expertos en ciencias políticas y sociología chilena.