
En la medianoche del 11 de noviembre de 2025, 464 pilotos de Latam Airlines iniciaron una huelga que no solo paraliza vuelos, sino que también expone las tensiones entre la rentabilidad empresarial y las demandas laborales históricas de un sector profesional.
La huelga fue la culminación de un proceso que comenzó semanas atrás, cuando el 97% de los pilotos afiliados al Sindicato de Pilotos de Latam (SPL) rechazó la última propuesta salarial y de condiciones laborales de la empresa, en medio de un escenario financiero favorable para la aerolínea.
Desde octubre, el SPL denunció un "punto muerto" en las negociaciones colectivas, acusando a la gerencia de Latam de empujar deliberadamente hacia la huelga. La principal demanda es la restitución de condiciones laborales previas a la pandemia de Covid-19, cuando los pilotos aceptaron reducciones salariales de hasta el 50% para ayudar a la empresa a sobrevivir la crisis.
Mario Troncoso, presidente del SPL, afirmó: "Nos resulta inexplicable que la dirección de la compañía, con ganancias históricas, se niegue a reconocer el esfuerzo de sus propios trabajadores. Somos un sindicato profesional, despolitizado, y esta huelga siempre la consideramos evitable".
Por su parte, Latam ha defendido sus ofertas y condiciones, señalando que los pilotos cuentan con beneficios competitivos en el mercado, aunque no se ha pronunciado públicamente con la misma contundencia que el sindicato.
En los últimos 18 meses, Latam Airlines reportó ganancias acumuladas cercanas a US$1.500 millones, con US$977 millones en 2024 y US$600 millones en la primera mitad de 2025. Además, la empresa ha realizado recompras de acciones por montos millonarios y concretado la compra de 20 aeronaves Embraer por US$2.100 millones, movimientos que refuerzan su posición en el mercado.
En la Bolsa de Santiago, Latam desplazó a SQM como la acción más transada, reflejando un interés creciente de inversionistas pese a la volatilidad reciente. Sin embargo, la empresa ha perdido US$1.700 millones en capitalización bursátil desde septiembre, en parte por ventas secundarias de acciones y la incertidumbre generada por la huelga.
- Sindicato de Pilotos (SPL): Enfatiza la injusticia de no haber recuperado las condiciones laborales previas a 2020, a pesar de la recuperación financiera de la empresa. Consideran la huelga una medida extrema pero necesaria para defender derechos básicos.
- Latam Airlines: Defiende que las condiciones laborales ofrecidas están dentro de los estándares del mercado y que la empresa ha mostrado voluntad de diálogo. La compañía lamenta el fin anticipado de la mediación legal y apunta a minimizar el impacto operativo.
- Expertos y analistas: Reconocen la complejidad del sector aéreo postpandemia, donde la rentabilidad y la presión por eficiencia chocan con demandas laborales históricas. Algunos advierten que la huelga puede afectar la imagen y resultados financieros de Latam, mientras otros señalan que la empresa debe equilibrar mejor sus prioridades.
- Usuarios y público: Aunque la huelga afecta la conectividad y genera molestias, existe comprensión hacia la demanda de los pilotos, en un contexto donde la estabilidad laboral ha sido golpeada en múltiples sectores.
La huelga de pilotos de Latam es la primera en 17 años para la compañía y ocurre en un momento de auge financiero sin precedentes. Esto desnuda una paradoja: la recuperación económica no siempre se traduce en mejoras inmediatas para la fuerza laboral que fue clave para superar la crisis.
Además, el fin anticipado de la mediación legal por parte de la empresa, que podría haber extendido las negociaciones hasta el 18 de noviembre, aceleró el conflicto y profundizó la desconfianza.
Este episodio invita a reflexionar sobre la gestión de las relaciones laborales en sectores estratégicos y el equilibrio necesario entre rentabilidad, justicia social y sostenibilidad operativa.
Como concluye un análisis de Diario Financiero: "La negociación colectiva en Latam es un espejo donde se reflejan las tensiones de la pospandemia: ganancias récord, demandas de justicia laboral y la urgencia de diálogo genuino".
En definitiva, la huelga no solo paraliza vuelos, sino que pone en escena un desafío mayor: construir un modelo empresarial que reconozca y valore a quienes hacen posible su operación, en un Chile que busca crecer con equidad y estabilidad.