
A cinco días de la primera vuelta presidencial, la campaña electoral en Chile se ha convertido en un auténtico coliseo donde las figuras de José Antonio Kast y Jeannette Jara protagonizan un duelo marcado por la confrontación directa y la disputa por el relato económico y social del país.
El martes 12 de noviembre, Kast cerró su campaña en el Movistar Arena con un discurso de 40 minutos que no dejó espacio para la ambigüedad: "Boric es Jara y Jara es Boric. Que les quede claro, Jeannette Jara, es la continuadora de este gobierno fracasado". El abanderado del Partido Republicano enfatizó en temas recurrentes como seguridad, orden y migración irregular, mientras agradecía a sus jóvenes seguidores por su "batalla en cada semáforo y estación de Metro" para defender sus ideas.
Por su parte, Jara, candidata del pacto Unidad por Chile, ha optado por un discurso que busca distanciarse del actual gobierno, pero sin renunciar a una agenda social crítica. El lunes 11 de noviembre, en reunión con parlamentarios oficialistas de la comisión mixta de Presupuestos, Jara denunció el recorte en gasto social del Presupuesto 2026 y pidió al Gobierno "corregir el rumbo". Reclamó la reposición de partidas claves para vivienda, salud, adultos mayores y subsidios de clase media, además de la glosa republicana, tradicionalmente usada para emergencias y prioridades regionales.
Este choque se profundiza en el plano económico. En un seminario realizado el 21 de octubre en Concepción, los asesores económicos de ambos comandos se enfrentaron sobre la viabilidad y alcance del ajuste fiscal necesario para mantener la estabilidad financiera del país. Tomás Bunster, asesor de Kast, defendió un recorte fiscal de hasta US$ 6.000 millones en 18 meses, argumentando que "hay espacio y es factible" para retrotraer el gasto público a niveles de 2023. En contraste, Nicolás Bohme, asesor de Jara, calificó esta propuesta como "al voleo" y advirtió que el espacio real para ajustes sin afectar gasto social es mucho menor, en torno a US$ 2.000 millones.
Este debate no solo revela diferencias técnicas, sino también visiones contrapuestas sobre el rol del Estado, la prioridad de los programas sociales y la manera de afrontar las restricciones fiscales.
En paralelo, Jara ha puesto una condición política sobre el acuerdo entre Codelco y SQM para la explotación del litio en el Salar de Atacama, aprobado recientemente en China. Aunque ha manifestado que respetará el acuerdo si está consolidado cuando asuma la Presidencia, advirtió que si el proceso se extiende más allá de marzo de 2026, buscará que Chile tenga una empresa estatal propia del litio, similar a Codelco en el cobre.
Desde el Gobierno, el ministro del Interior Álvaro Elizalde respondió a las críticas de Jara señalando que el Presupuesto 2026 es "responsable" y con un fuerte énfasis social, destacando aumentos del 37% en Vivienda y 30% en Salud. La subsecretaria de Hacienda, Heidi Berner, añadió que se presentarán indicaciones para reponer partidas rechazadas, siempre dentro del marco de responsabilidad fiscal y metas de déficit.
En el escenario político, la Democracia Cristiana ha mostrado un apoyo inédito a Jara, con más de 200 dirigentes firmando una carta para respaldar su candidatura, enfatizando valores como justicia, diálogo y decencia. Este gesto recuerda apoyos cruzados en campañas anteriores y refleja la fragmentación y recomposición de alianzas en la centroizquierda.
Este enfrentamiento entre Kast y Jara, más allá de sus diferencias programáticas, expone una tensión profunda en el Chile contemporáneo: cómo equilibrar la responsabilidad fiscal con las demandas sociales, y qué modelo de desarrollo y Estado se pretende para la próxima década.
En definitiva, la campaña presidencial de noviembre de 2025 no solo es una contienda electoral, sino un reflejo de las disputas estructurales que atraviesan a la sociedad chilena y que definirán el rumbo del país en los años venideros.
2025-11-11