
El 18 de octubre de 2025, la comuna de La Reina fue escenario de un triple homicidio que conmocionó a la opinión pública chilena. Eduardo Cruz-Coke, fotógrafo de la Teletón, y sus dos hijos mellizos fueron asesinados en su propio hogar. Este caso, que inicialmente se manejó como un posible parricidio seguido de suicidio, ha evolucionado en las semanas siguientes hacia un entramado mucho más complejo, donde las tensiones familiares y disputas patrimoniales parecen haber sido el detonante fatal.
La investigación ha revelado que el móvil principal estaría vinculado a un conflicto por propiedades heredadas. Desde 2014, Cruz-Coke, su hermana Trinidad y el imputado Jorge Ugalde —cuñado y tío de las víctimas— conformaron una sociedad que controlaba dos departamentos en Santiago y un terreno en La Reina. La negativa a vender estas propiedades habría generado una escalada de tensiones que, según la Fiscalía, condujo a un crimen planeado con alevosía y premeditación.
La imputación de Trinidad Cruz-Coke, esposa de Ugalde y hermana de la víctima, añade una capa más oscura a esta historia. Su inclusión en la investigación, junto con episodios como la realización de yoga durante su interrogatorio y la ausencia en el funeral, han aumentado las sospechas y la polémica. Mientras la Fiscalía la vincula a la planificación del homicidio, la defensa mantiene que las acusaciones son especulativas y que no existen testimonios directos que la incriminen.
Uno de los elementos más contundentes presentados por la Fiscalía fue el hallazgo de una máscara de gorila con pelo sintético en la habitación del imputado, que contenía material genético de la víctima adulta. Este objeto, trasladado por el propio Ugalde sin explicación plausible, refuerza la tesis de su participación directa en el crimen.
Sin embargo, la defensa ha cuestionado la interpretación de esta prueba, sugiriendo que podría tratarse de un disfraz para Halloween, restando valor a la inferencia de culpabilidad. Este cruce de versiones pone en evidencia la complejidad del caso y la necesidad de un análisis riguroso y detallado.
Desde el punto de vista judicial, la formalización de Jorge Ugalde como autor de homicidio calificado y su prisión preventiva marcan un avance significativo. La Fiscalía Metropolitana Oriente sostiene que la planificación y la violencia desplegada en el asesinato reflejan un hecho de extrema gravedad y frialdad.
Por otro lado, la defensa insiste en la ausencia de pruebas directas y en la existencia de versiones alternativas, lo que abre un debate sobre la solidez del proceso y la correcta valoración de las evidencias.
En el plano social, este caso ha desatado reflexiones sobre las dinámicas familiares en torno a la herencia, la violencia intrafamiliar y las falencias en la prevención de conflictos que pueden escalar hasta la tragedia.
Tras semanas de investigación y análisis, se puede concluir que este triple homicidio no es un hecho aislado ni espontáneo, sino el resultado de un entramado familiar complejo, marcado por disputas patrimoniales y desencuentros personales que derivaron en violencia extrema. La imputación de dos miembros de la familia y la evidencia científica clave revelan una planificación que desafía la idea de un crimen pasional o accidental.
Este caso pone en relieve la importancia de fortalecer los mecanismos de mediación y prevención en conflictos familiares, así como la necesidad de una justicia que equilibre la rigurosidad probatoria con el respeto a los derechos de los imputados.
Finalmente, la tragedia en La Reina invita a una reflexión profunda sobre las heridas que pueden abrirse en el seno familiar y cómo estas pueden desencadenar consecuencias irreparables cuando no se abordan a tiempo.
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Fuentes consultadas incluyen reportes de la Fiscalía Metropolitana Oriente, declaraciones de la defensa legal de Jorge Ugalde, informes de la Policía de Investigaciones y análisis periodísticos de medios como Cooperativa y Cambio21.