
Un giro inesperado en el altiplano
El 19 de octubre de 2025, Rodrigo Paz Pereira, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se impuso con un 54,61% de los votos en la segunda vuelta presidencial boliviana, marcando el fin de dos décadas de gobierno ininterrumpido del Movimiento al Socialismo (MAS). Este resultado no solo representa una transformación política interna, sino que también abre un escenario renovado para la relación bilateral entre Bolivia y Chile, históricamente marcada por tensiones y disputas, pero también por intentos de cooperación pragmática.
El contexto detrás del cambio
La derrota del MAS se enmarca en una crisis económica profunda: inflación que supera el 23% anual, escasez de combustible y restricciones cambiarias que han golpeado duramente a la población. En ese marco, la propuesta de Paz, que incluye reformas económicas y una apertura al diálogo con organismos internacionales como el FMI, logró capitalizar el descontento popular.
“Felicito al Presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, por su triunfo en las elecciones y a todo el pueblo boliviano por su participación democrática en las urnas”, afirmó el Presidente Gabriel Boric, subrayando la voluntad de su gobierno de fortalecer la cooperación bilateral.
Perspectivas desde Chile: optimismo y cautela
Desde el oficialismo chileno, la victoria de Paz es vista como una oportunidad para impulsar una agenda de integración económica y manejo conjunto de desafíos migratorios y de seguridad fronteriza. Sin embargo, sectores más críticos recuerdan que las diferencias históricas, especialmente en materia marítima, no desaparecen con un cambio de gobierno.
“No podemos olvidar que las demandas históricas de Bolivia, como el acceso soberano al mar, siguen vigentes y son un tema sensible para la sociedad chilena”, señala un analista político independiente.
Voces bolivianas: esperanza y escepticismo
En Bolivia, la recepción del triunfo de Paz es heterogénea. Sus partidarios celebran la posibilidad de estabilizar la economía y mejorar la imagen internacional, mientras que simpatizantes del MAS advierten sobre riesgos de retroceso en derechos sociales y políticas de inclusión.
“Este cambio puede ser una oportunidad para Bolivia, pero también existe el peligro de que las reformas económicas afecten a los sectores más vulnerables”, comenta un académico de la Universidad Mayor de San Andrés.
Consecuencias y desafíos para la región
La transición boliviana se desarrolla en un escenario regional complejo, con desafíos económicos y sociales que trascienden las fronteras. La relación Chile-Bolivia podría convertirse en un laboratorio para nuevas formas de cooperación, pero también en un campo de batalla diplomático si no se manejan con cuidado las expectativas y los reclamos históricos.
En definitiva, el triunfo de Rodrigo Paz marca un momento de inflexión. La voluntad expresada por ambos gobiernos de avanzar en la cooperación bilateral es un hecho tangible, pero la historia y las heridas no sanan de inmediato. La sociedad chilena y boliviana están llamadas a observar con atención y a exigir que esta nueva etapa se traduzca en beneficios concretos, no solo en discursos políticos.
La tragedia y esperanza de este cambio se juegan en el día a día de las personas, que esperan que la política no solo cambie de rostro, sino que mejore sus vidas.
2025-11-07