
El 2 de noviembre de 2025, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) recibió en Gaza tres ataúdes con los cuerpos de supuestos rehenes israelíes, entregados por Hamás tras semanas de negociaciones y presión internacional. Estos cuerpos, trasladados luego a Israel, corresponden a víctimas fallecidas durante el ataque del 7 de octubre de 2023, que dejó cerca de 1.200 muertos y 251 secuestrados. Este hecho marcó un hito en un conflicto que ha dejado una profunda herida abierta en ambas sociedades.
Desde octubre, la búsqueda de los cuerpos de los rehenes se convirtió en un desafío logístico y simbólico. Equipos egipcios y de la Cruz Roja ingresaron a zonas de Gaza controladas por Israel para recuperar restos, en una operación que involucró excavadoras y coordinación con las Brigadas Al Qasam, brazo armado de Hamás. La llamada "línea amarilla", frontera imaginaria que delimitaba la retirada israelí, fue el límite para estas incursiones, que evidenciaron la dificultad de acceder a un territorio devastado por bombardeos intensos.
Sin embargo, la entrega de cuerpos no ha sido lineal ni exenta de controversias. El 18 de octubre, Hamás devolvió dos cuerpos a Israel, y el 2 de noviembre otros tres, que fueron recibidos por la Cruz Roja antes de ser trasladados a ceremonias militares y análisis forenses. En algunos casos, la identificación ha sido compleja, y la incertidumbre sobre la cantidad y estado de los cautivos persiste.
Las reacciones ante estas entregas han sido diversas y reflejan las tensiones políticas y emocionales que atraviesan la región. Desde el gobierno israelí, la devolución ha sido presentada como un acto necesario para brindar dignidad a las víctimas y sus familias. "Los esfuerzos continuarán hasta recuperar a todos los rehenes", afirmó la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu, quien condicionó la reapertura del paso fronterizo de Rafah a la devolución completa de los cuerpos.
Por otro lado, Hamás ha justificado las dificultades para localizar los cuerpos bajo los escombros de Gaza y ha señalado que coordina con Egipto para avanzar en las entregas. Desde la perspectiva palestina, la operación humanitaria se ve también en medio de una guerra de narrativas que busca visibilizar el sufrimiento de su población, duramente golpeada por los bombardeos israelíes.
La participación del Comité Internacional de la Cruz Roja y de Egipto ha sido fundamental para mediar en esta delicada operación. El CICR, reconocido por su neutralidad, ha garantizado la transferencia y custodia de los cuerpos, buscando mantener estándares humanitarios en un contexto de alta tensión. Egipto, como actor regional y parte del acuerdo de alto el fuego negociado en Sharm el-Sheikh, ha facilitado el ingreso de equipos especializados y ha intentado equilibrar las demandas de las partes involucradas.
Este episodio revela varias certezas dolorosas: el conflicto ha dejado una estela de pérdidas humanas que trascienden las fronteras y los discursos políticos; la recuperación de cuerpos es un proceso lento y cargado de simbolismos; y la cooperación internacional, aunque limitada, es indispensable para mitigar el sufrimiento.
A la vez, plantea interrogantes sobre el futuro: ¿podrá la devolución de cuerpos abrir una senda hacia negociaciones más amplias? ¿O seguirá el ciclo de violencia y represalias sin fin? En medio de esta tragedia, las familias esperan respuestas, mientras la comunidad internacional observa con cautela.
En definitiva, la entrega de cuerpos por parte de Hamás a través de la Cruz Roja, con la mediación egipcia, es un episodio que desnuda la complejidad humana y política del conflicto en Gaza, donde cada acción lleva consigo un peso histórico y emocional que difícilmente se resolverá en el corto plazo.
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Fuentes: Cooperativa.cl, BBC News Mundo, BioBioChile, comunicados oficiales del gobierno israelí y el Comité Internacional de la Cruz Roja.