Casi siete millones protestaron en EE.UU.: la lucha contra un autoritarismo que divide al país

Casi siete millones protestaron en EE.UU.: la lucha contra un autoritarismo que divide al país
Internacional
América Latina
2025-11-13
Fuentes
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- Casi siete millones de personas salieron a las calles en más de 2.500 ciudades.

- Protestas bajo el lema "No queremos reyes", contra el autoritarismo de Donald Trump.

- Una movilización pacífica que expone profundas fracturas políticas y sociales en EE.UU.

El sábado 19 de octubre de 2025, casi siete millones de personas se manifestaron en más de 2.500 ciudades de Estados Unidos bajo el lema 'No Kings' ('No queremos reyes'). Esta masiva movilización, la mayor desde el regreso de Donald Trump a la presidencia en enero, fue una expresión clara de rechazo a lo que muchos sectores identifican como un creciente autoritarismo del mandatario.

Los epicentros de estas protestas fueron emblemáticos: Times Square en Nueva York, el Capitolio en Washington y el centro de Chicago fueron escenarios de manifestaciones pacíficas que congregaron a ciudadanos de diversas edades y orígenes. La convocatoria, impulsada por una coalición de unas 200 organizaciones, enfatizó la prohibición de armas y promovió un ambiente festivo y pacífico, con banderas estadounidenses y prendas amarillas, color simbólico de otros movimientos pacíficos internacionales.

Sin embargo, esta jornada no estuvo exenta de tensiones. Desde el ala republicana, figuras como el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificaron las protestas como una muestra de "odio contra Estados Unidos", acusando a simpatizantes de Hamás y al movimiento antifascista Antifa de liderarlas. Por su parte, el gobernador de Texas, Gregg Abbott, desplegó la Guardia Nacional en Austin para prevenir posibles disturbios, que finalmente no se materializaron.

En contraste, el sector demócrata denunció que el gobierno de Trump pone en riesgo la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión, al intentar silenciar las voces críticas y las manifestaciones. Un hecho simbólico fue la presión desde la Casa Blanca para cancelar el programa del comediante Jimmy Kimmel, conocido por sus críticas a la administración y quien comparó la protesta con la Revolución estadounidense de 1776.

"Dicen que me comporto como un rey. No soy un rey", respondió Trump en una entrevista reciente, en un intento por deslegitimar el movimiento. Paralelamente, el mandatario acusó a los demócratas de retrasar negociaciones presupuestarias para fomentar la protesta.

Desde una perspectiva más amplia, estas movilizaciones reflejan una nación polarizada, donde la percepción de un líder autoritario choca con sectores que defienden la estabilidad y el orden. La militarización de ciudades gobernadas por demócratas, bajo el pretexto de combatir el crimen y apoyar a agentes migratorios, ha exacerbado las tensiones.

Las voces ciudadanas también muestran diversidad: mientras una gran mayoría se volcó a las calles para expresar su rechazo a lo que consideran un retroceso democrático, otros sectores ven en estas protestas una amenaza al orden y la seguridad.

Las protestas no solo se limitaron a Estados Unidos, sino que tuvieron réplicas solidarias en ciudades europeas como Berlín, París y Roma, evidenciando que la preocupación por el rumbo político estadounidense trasciende fronteras.

Conclusiones:
- La movilización masiva y pacífica del 19 de octubre dejó en evidencia un país profundamente dividido, donde la autoridad presidencial se disputa entre quienes la ven como legítima y quienes la perciben como autoritaria.
- La tensión entre libertad de expresión y seguridad pública sigue siendo un eje central en el debate político estadounidense.
- La reacción del gobierno, incluyendo la militarización de ciudades y la presión sobre medios críticos, plantea interrogantes sobre el futuro democrático del país.
- Finalmente, esta jornada marca un punto de inflexión que invita a reflexionar sobre los límites del poder y la resistencia ciudadana en la democracia contemporánea.

Este episodio se inscribe en un contexto global donde la polarización y el cuestionamiento de liderazgos son fenómenos recurrentes, haciendo que el caso estadounidense sirva como espejo y advertencia para otras democracias. La historia de estas protestas recién comienza a escribirse, y sus consecuencias políticas y sociales se seguirán desplegando en los próximos meses.